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El embajador y Flor de Loto

martes, 12 de noviembre de 2019
No es un thriller, ni una película de acción, ni un film de amor, ni una novelita rosa...
Se trata de la presentación de un libro en la Escuela Diplomática de Madrid y la presencia de una gran profesora japonesa que acaba de ser distinguida con la Orden del Tesoro Sagrado, Rayos de Oro y Plata que le impondrá personalmente Su Alteza Imperial, el emperador Naruhito, el próximo 18 de diciembre.

Esta noble dama, cuyo nombre completo es Kayoko Takagi y, que parece un personaje de cuento de hadas con ese nombre y ese título lleno de carga misteriosa, es esposa del embajador gentleman Arturo Pérez Martínez que presentó esta tarde el libro de memorias de su amigo, el embajador Jesús Riosalido.

Kayoko podría ser una pariente lejana de la Reina Sofía por su porte y modales exquisitos y ese aura que rodea a los asiáticos. Es la primera japonesa casada con un embajador español, Arturo Pérez Martínez, por cierto, muy apuesto. Este ilustre matrimonio acudió a la Escuela Diplomática para presentar el libro "XV marzo, biografía diplomática" del amigo de Arturo, el embajador Jesús Riosalido.
El embajador y Flor de Loto
La directora adjunta, Silvia Cosano de la Escuela Diplomática, que parece una presentadora de Telecinco, da la bienvenida a los dos embajadores que se quedan solos en la tribuna. Don Arturo desgrana la carrera de su amigo que ha sido embajador en nueve países y que es un escritor muy versátil, famoso por ser arabista.

Su libro, editado por la Fundación Al - Aissya, es un recorrido a vuelo de pájaro de toda su vida diplomática. Es un escritor de la escuela de Azorín y Pío Baroja que va al grano, sin florituras y que tiene un notable arte para las descripciones. Su obra contiene un ramillete de anécdotas que van desde 1965 hasta 2007 en que se jubila este notable diplomático.

Con mucho gracejo aunque, a veces, en la narracion sea un poco prolijo y más bien se dirija a sus compañeros, nos cuenta cinco anécdotas de su vida profesional que dedica a los jóvenes que deseen emprender la carrera diplomática.

Se refiere, en primer lugar, al período en que el estuvo en Viena, en el fragor de la Guerra Fría, cuando la capital imperial estaba repleta de espías que califica de muy ramplones, de segunda mano y que, frecuentemente, resultaban eliminados por los servicios de inteligencia americanos, ingleses y rusos. Uno de estos espías aprovechando el momento, dio un oportuno empujón a un personaje carpetovetónico rechoncho y cuadrado en una escalera de caracol. Con resultado de muerte!
Queridos lectores, no hagáis esto con vuestros antipáticos cuñados ni con vuestras vitriolicas suegras!!!

Otra sabrosa anécdota, siempre en Viena, cuando era representante de España ante la Agencia de Energía Atómica, fue nada más y nada menos que el descubrimiento de que España pudo tener la bomba atómica española. Episodio muy bufo, que terminó como el rosario de la aurora, con personajes dignos de Berlanga.

Las tres últimas anécdotas se desarrollan en el mundo árabe, cuando estuvo destinado en Damasco y, nos describe el enigmático reencuentro con un viejo amigo.

La cuarta tiene relación con el número 20 que tiene importancia porque representa a la generación del 65 que gobernó durante veinte años el Ministerio de Asuntos Exteriores.

En el autobús de vuelta a casa, me explica un embajador, ya que la escuela diplomática es el nido de los embajadores jubilados, que me refiere que lo del número 20 no es cabalistico, sino responde a que entonces España tenía pocas embajadas y un grupo reducido de diplomáticos, hijos de grandes nombres de la diplomacia se repartieron los grandes puestos. Los 20 de la fama.

Don Jesús leyó la lista de los veinte nombres con notable emoción. Se estaba refiriendo a las mismas entrañas del cuerpo diplomático, que es como una cofradía, donde todos se conocen y... más o menos se estiman.

La última anécdota está teñida de nostalgia ya que el embajador estaba en Kuwait y en un Bahrein donde la Casa Real era sunita y la población chiita por lo que se llevaban El embajador y Flor de Lotocomo el Madrid y el Barsa o el Depor y el Celta.

A Riosalido le llegaba la hora de partir y se enfrentó con una situación kafkiana, un complicado iter administrativo, para justificar su presencia en un momento en que, por circunstancias que no vienen al caso, tenía que acabar su carrera pero no podía dejar la embajada vacía.

Siguió la larga firma del libro y después los posados fotográficos. En uno de ellos, el embajador Riosalido se regaló con las tres rutilantes estrellas del Colegio Caude de Majadahonda: la presidenta Paloma Arroyo, la directora Pilar Barroso y la jefa de estudios Pilar Herreros. Un trío con muchas campanillas.

Yo también salí en una foto con la gran dama japonesa, Kayoko Takagi. Privilegios que tenemos los reporteros audaces de GD. Gracias, Don Xulio.

Al final se sirvió la clásica copa de vino y tortilla y, los presentes, fundieron sus nostalgias y vivencias. Esta mezcla de eméritos embajadores y aspirantes a diplomáticos como Raúl, un Antonio Banderas joven se mezclaron en animados corrillos.

Como en mi negociado no abundan chicos, a Raúl, con permiso de su madre, lo exhibo constantemente a mis becarias. Verdad Molly que mola?

En una tarde muy desabrida, en la Escuela Diplomática, se honró la carrera y el genio literario de un embajador y el mérito de una profesora y traductora japonesa. Así como se festejó a Jesus Riosalido y su pluma de pavo real.

A las diez de la noche las cinco magníficas de la política española se batieron a cuerpo gentil y sobresalieron Ana Pastor en plan profesoral e Inés Arrimadas con su gran dialéctica que se impusieron a una crispada y desgreñada Maria Jesus Montero. A Irene Montero muy maquillada y en plan señora de la Navata y a una inclasificable Monasterio que juega en otra liga y que repartía mamporros a derecha e izquierda.

La sevillana Montero salió indemne gracias a los capotazos de la presentadora de La Sexta aunque quedara claro que los populares pueden gestionar mejor la crisis que se avecina y que no se puede votar a quien no haya gestionado ni la comunidad de vecinos de su casa.

Perdon, no son sólo cinco magnificas mujeres, he mencionado a nueve, con Kayoko, Paloma y las dos Pilares y, añadamos a Georgia Hristea, la bella fotografa y a la deliciosa directora adjunta de la Escuela Diplomática, Silvia Cosano. Podrían formar un equipo de fútbol femenino que ahora está muy de moda. Rosa Olazabal actuaría de entrenadora y Jose Antonio Ruperez sería el Presidente del Centro Riojano Femenino club de Fútbol.

En Madrid, amigos, la otra mitad del cielo estuvo muy bien representada aunque la tarde haya sido para el embajador y Flor de Loto y la noche para las cinco luciernagas ibéricas. Que Dios reparta suerte!

Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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