En un artículo que me envía Jeffrey Sachs el padre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los tan manoseados ODS, habla de los estallidos sociales en las ciudades desarrolladas y pone los ejemplos de Hong Kong y su ansia de libertad, París y sus chalecos amarillos y de Santiago su revuelta por el aumento del precio del transporte público.
Alessia la enigmática chica genio italiana ha hecho una traducción del artículo de Jeffrey al que yo he añadido a Joker y al doctor Freud y naturalmente no he podido escaparme de la psicosis de Barcelona y Cataluña que nos ronda en estos días preelectorales. Espero que Jeffrey lo comprenda.
Se trata de la revolución del patinete,de los globos rellenos de pintura, de las pompas de jabón, del picnic y de las bolsas de basura de esas mentes infantiles que guían esta revolución de las sonrisas de hiena.
Los comics, los superhéroes, las maléficas y toda esa infantilizacion obligatoria que nos viene de Estados Unidos de Walt Disney y del Japón de los mangas esas mentes en ebullición de los revolucionarios del patinete de Barcelona.
La cultura del videojuego triunfa en las calles catalanas. Con dentelladas de los Joker locales que se divierten en herir guardias,quemar contenedores y destrozar cajeros y escaparates. Dineylandia para gilirevolucionarios.
Llevarlos a estos infatiloides al diván del doctor Freud es tarea indispensable, sin buscar símbolos sexuales más allá de la frustración debido a la impotencia que les aqueja, para comprender los sucesos que moverán sin duda a los electores españoles el próximo 10
de noviembre.
Mi generación del nacional catolicismo estaba poblaba y lo sigue estando de citas bíblicas y evangélicas y nos es difícil entender a las nuevas levas repletas del ideario de Juegos de Tronos y de las guerras de las galaxias, de los elfos y otras zarandajas.
Los revolucionarios del patinete se dicen hijos de Gandhi y Mandela pero son hijos de Maléfica, émulos de Joker y en vez de Jesús tienen a Thor el rey del trueno y en lugar de infierno a los monstruos japoneses, los Kaijus.
Se está escenificando la banalizacion de la revolución como juego con detrás una sociedad protectora que les hace inmunes como si estuvieran jugando a herir, incendiar y destrozar como algo lúdico.
Se creen bravehearts y son niñatos de las sociedades avanzadas que necesitan acción para no aburrirse. Para sentirse superhéroes estos grotescos revolucionarios del patinete.
Los cinco magníficos patrios tendrán que poner el cascabel al gato,sino queremos que la llama de los dragones encolerizados nos carbonice, para horror de Teresa Ribera y su transición catastrófica.
Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
