Polonia es un país musical por excelencia, que sabe mezclar diplomacia y arte. Tiene una embajadora excepcional, que es una gran showoman, que sin entrar en polémicas con la actual situación política española tan diferente, sabe resaltar los aspectos tradicionales y culturales que hermanan a estos dos países.
Paz y Cooperación y el Centro Riojano de Madrid le hemos dedicado a Polonia uno de
nuestros Foros Naciones Unidas, que se tradujo en una brillante presentación de la embajadora Adamcky sobre el pasado y la actualidad del alma indomable polaca, un país mártir que ha sabido superar con grandeza las invasiones de sus poderosos vecinos y cuya columna vertebral ha sido la religión católica.
He invitado a acompañarme a una gran pianista malagueña la gentil Maria Márquez Torres Presidenta de la Fundación Jóvenes Talentos Musicales de Europa y formada durante siete años en Polonia que nos haga una crónica sobre este brillante acto. Aquí están queridos lectores sus jugosos comentarios.
"El pasado jueves 17 de octubre tuvimos el placer de ser invitados al concierto en conmemoración del Centenario de las Relaciones Diplomáticas entre Polonia y España.
Aclaro, retoma de relaciones, pues Polonia y España mantienen relaciones diplomáticas desde hace más de 500 años.
Al entrar a la Real Basílica de San Francisco el Grande, encontramos a una simpática e inconfundible Marzena Adamczyk, embajadora de Polonia en España, saludando amablemente a cada una de las personas que acudían al concierto.
Tras las afinaciones entró con la batuta una mujer, Agnieszka Duczmal, como directora de orquesta.
Gran músico que creó su propia la orquesta de Cámara "Amadeus" y la llevó a la cúspide del éxito musical.
La calidad del concierto fue inigualable. Entremezcló inteligentemente repertorio polaco con repertorio español.
Comenzó con un arreglo del preludio en si bemol de Karol Szymanowski. Románticamente contemporáneo y dulce.
Continuó con un muy acertado concierto para violín y orquesta de Henryk Górecki. Única obra interpretada fielmente al compositor. Es decir, única obra no arreglada del
concierto. Debo resaltar la magistral interpretación del concertino pues logró la esencia misteriosa y cautivadora que concibió esta obra.
Quizá fuesen los minutos de más gloria de este concierto.
Continuamos con un guiño a Chopin en forma de preludios. Concretamente dos preludios opus 28 n.4 y 7. El primero con aire melancólico y el segundo alegre. Fue de una originalidad extrema interpretar estas obras concebidas para piano con una orquesta de cámara. Unos arreglos que provocaban sonrisas en los oyentes.
Proseguimos con un acercamiento directo a España con las interpretaciones de Asturias de I. Albéniz y de la Romanza Andaluza op.22 de Pablo Sarasate. Ambas obras muy conocidas y ambas interpretadas bajo el arreglo de la propia directora para su orquesta. Unos arreglos dulces, alegres, poco pasionales y tranquilos. He de destacar la precisión en las afinaciones violinistas de los sobre agudos y la bella sincronización entre sus intérpretes.
La sorpresa del concierto fue el Bis. Decidieron que fuera la obra de la que más orgullosos se sentían y terminamos escuchando Los Cuadros de Una Exposición de Mussorgsky. Una densa y larga pieza rusa.
Sin duda una velada para recordar. Donde la música nos transmitió numerosas emociones. Enhorabuena y que sean muchísimos años más de diplomacia y comunicación entre nuestros países".
Un artículo estupendo. Me permito recomendar a la embajadora de Polonia la Sra. Marzena, de quien soy un gran admirador, aunque ella me tilde de cobista, que patrocine un concierto de su compatriota el primer violinista de la Filarmónica Nacional Polaca Piotr Cegielsky y de la pianista malagueña de formación polaca Maria Márquez Torres. Sería un estupendo regalo de Navidad para la vida cultural madrileña y una nueva afirmación de que a España y a Polonia nos unen la diplomacia y la música.
Joaquin Antuña - joaquinant@hotmail.com
