Nos estamos jugando el bigote le dice el Divino Pedro a su fiel asalariado Iván y mi corona está en juego. Lo hablado era que Torra y los suyos caldearan el ambiente un poco y en recompensa yo les amnistiaba a todos, pero se han pasado y ahora Cataluña
arde y me he quedado con el trasero al aire frente a Casado y Rivera, haz algo no me mires embobado, que se te ocurra algo rápido.
Los acontecimientos violentos en Barcelona habían alarmado a la opinión pública y el Divino comprendía que debía mostrar firmeza, pero al mismo tiempo nadar y guardar la ropa. Del Ebro para bajo mostrarse feroche y justiciero y del Ebro para arriba expresar que seguían siendo sus amigos y que contaba con ellos. El problema era que ese doble lenguaje exigía la habilidad de un saltimbanqui.
Estaba dispuesto a todo por la gloria, cueste lo que cueste, un nuevo estatuto, la justicia para ellos y la hacienda todo lo que quieran con tal de seguir en el machito, menos a Begoña estaba dispuesto a todas las concesiones. En su mente el Todo por la Patria de la guardia civil se transformaba en Todo por la Moncloa.
Estaba irritado con los camioneros gallegos que protestaban por el cierre de una central térmica como predicaba el Ministerio de Transición Catastrófica. Iván le sugería invitar a Greta a que fuera a Galicia para predicar la buena nueva de la ecología a todo trapo.
Como en los tiempos de su padre y abuelo en que se tenían que aprender el catecismo de memoria, con aquello de fe es creer lo que no vimos. Ahora tocaba el ecocatecismo y había que creerse todo a pie juntillas y desterrar las dudas. Si no se cerraban todas las
centrales térmicas y nucleares en 2050 todos calvos, fe fe fe y más fe, aunque no pudiera ser por razones obvias la del carbonero, sino la del ecologista.
Las encuestas no ayudaban, incluso podían perderse escaños, el escañarse le puso nervioso al Divino Pedro. Tantos equilibrios para nada. Estos malditos catalanes le estaban haciendo la pascua. Su Torra le estaba saliendo rana.
Menos mal, que tenía la baza de sacar a Franco de su tumba que galvanizaría a todos los pijos caviar y a todos los rencorosos de Plurilandia podía garantizarle el subidon en las urnas dejando con tres palmos de narices a los odiosos Coletas y Niño de la Carmena.
Le llegaron los rumores que a un afamado diplomático su elegante esposa le hacía dormir en la caseta del perro, especialmente acondicionada y le entraros sudores fríos. Se veía en la noche electoral obligado por su Bego a desplazar a la perrita Turca de su caseta, lo que a parte de incómodo levantaría las críticas de los animalistas, tan despreocupados de los humanos como amantes de los animales.
Todo un kilombo de padre y muy señor mío. Le llamaron a la mesa a degustar un menú a base de butifarra flambeada, se imponía el plato único de la Reina Letizia.
Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
