En Madrid se celebra una gran reunión internacional en torno al diálogo interreligioso por la paz. La inmensa mayoría de los participantes son religiosos y tienen en común la fe en la trascendencia, son hermanos separados entre sí de la divinidad.
He vivido muchos años en Italia, en Roma donde es imposible no estar empapado en el sentido literal de la palabra y la presencia del Vaticano es enorme. La figura del Papa no puede ser ignorada se ve, se palpa.
De vuelta a España me ha asombrado la descristianizacion del país y considero para mi especialmente dolorosa la indiferencia, que es peor del desdén o del desprecio, de la juventud comprometida con los derechos humanos y la condición humana.
Hay excepciones como Manos Unidas pilotada por la Conferencia Episcopal, Codespa del Opus Dei e Intermon inspirada por los jesuitas, que también se están secularizando a pasos agigantados.
Para Manuel Azaña Dios había muerto en la España de Pedro I de Pozuelo Dios ha desaparecido. La indiferencia es un arma temible. La secularizacion ha ido de la mano con la desacralizacion de la vida.
Nuestro líderes no alcanzan ni la categoría de agnósticos, no están interesados por el hecho religioso lisa y llanamente, en el Partido Popular se respeta y apoya a la religión, pero hay excepciones muy importantes.
Del nacional catolicismo de la dictadura franquista se ha pasado a la indiferencia y es muy duro, para quien es religioso, ver y coexistir con una juventud comprometida con la solidaridad para los que la religión es peor que hablar chino.
Me parece incomprensible que sea incompatible interesarse por las causas de la promoción de la mujer, fomentar la igualdad entre los generos, proteger a la tierra y a sus animales, evitar los desahucios y la mejora de la calidad de vida, a ser religioso y a comprender la importancia que ha tenido en la historia de España y de Europa.
Mi amigo Jeffrey Sachs colaborador de GD es una de las figuras relevantes de este encuentro por la paz. En Estados Unidos los democratas, que representan a la izquierda para entendernos, se apoyan en la iglesia católica, en Nueva York el día del trabajo es en septiembre y el Cardenal de Nueva York baja a saludar a los manifestantes desde la Catedral de San Patricio. En España pesa mucho aun la dictadura franquista, aunque hayan pasado casi cincuenta años.
En Madrid el Cardenal Carlos Osoro predica con el ejemplo en la filosofía del encuentro, pero le es muy difícil combatir la indiferencia, que es una pandemia que aqueja a la sociedad española.
Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
