El duelo al sol entre Pedro, nuestro inefable Pedro I, el Divino y Pablo ha terminado con la vendetta del segundo. Pedro le había descartado como principal escollo para concluir la negociación. Pablo, el maquiavelico burgués y padre de familia numerosa de la Navata hizo finta de echarse a un lado, pero después ha culminado su vendetta dejando a Pedro compuesto y sin novia.
Se trata de un enfrentamiento encarnizado. Pedro tiene ambición sin límites, total falta de escrupulos y una envidiable vocación de resistente, pero le falta agudeza, preparación y velocidad mental. Pablo todo lo contrario tiene ideología, rapidez mental, ingenio y recursos verbales.
Pablo es un mago de las redes sociales. Pedro necesita que le escriban sus asesores el guión, como muchos actores es incapaz de improvisar, lo compensa en parte,solo en parte con su seriedad, desgrana lugares comunes como si se tratara de la verdad revelada y se escuda en su elegancia un poco forzada y cursi y su bello rostro.
Pablo zafio, descamisado, tiene una retórica incendiaria y se sabe de memoria Los Miserables de Victor Hugo y ha tomado apuntes de Balzac, con lo que toca la fibra sensible de los ciudadanos. Esta siempre disponible para entrevistas y mensajes es una máquina infatigable. Es un prestidigitador que maneja a la banda, como les llama Albert el de Milú.
Pedro, el Divino tiene una poderosa armada detrás bien disciplinada y colocada entre los beneficiarios del erario público, son los paniaguados por esfuerzo propio o por el dedo del líder supremo. Prietas las filas y serio el ademán. Con un senedrin muy respetable de grandes personajes de la vida pública. El mundo al revés, dirigen los ambiciosos sin ideología, mientras la vieja guardia muy preparada contemplan aterrados y desconcertados los acontecimientos.
La banda de Pablo es un grupo confuso y cabreado donde caben todos los revoltosos, todos los tribunos del pueblo, los insatisfechos, los envidiosos de la dicha ajena y revolucionarios de taverna. Un magma con el gorro frigio y la guillotina en el corazón, aunque corran tiempos de buenísimo y en que pululan el feminismo radical, animalistas furiosos, anticapitalistas postmarxistas, ecologistas de secano y demás ralea de broncas y de insatisfechos. Todo un poema.
Un factor humano estuvo a punto de dar al traste con este duelo a la última sangre. La paternidad, el milagro de la vida paralizó a Pablo, lo ensimismó y llegó a retirarlo de la vida pública, una caída del caballo como la de Pablo de Tarso en la Puerta de Damasco. Además su discípulo más amado, el graduado de Carmena, le dio la espalda y le traicionó.
Pedro dominado por su mujer como buen marido y rutinario en su vida privada, deportista, metódico, aburrido, gris el perfecto esposo, no tiene el palmarés de enamoradas militantes intercambiables de Pablo. Su único desliz público son sus escarceos inocentes con Angela Merkel, que no pasan de algún pellizco furtivo y de algún piquito robado.
Son dos individuos destinados a la incomprensión, la indiferencia y en sus rifirafes de la política a enfrentarse, a repugnarse y a odiarse. Lo que les ocurre a sus camisas, impecables y de marca las uñas y de mercadillo cochambroso las otras. Sus compañeras también opuestas, de la remilgada con pretensiones intelectuales a la fogosa,visceral y
militante. No encajan ni en pintura.
Esta investidura fallida ha sido el escenario de estos dos tenores en que Alfredo ha sido interpretado por el Coletas y Violeta por el Mandela de Pozuelo, al que ha tocado cantar la agonía final, el "Parigi o caro noi rivedremo" quedándose a un palmo de la gloria, que aquí en la vida real, no es ParÍs, sino La Moncloa.
La vendetta perfecta.
Joaquin Antuña - joaquinant@hotmail.com
