'Homo imbecilis'

Todo parece indicar que la Tierra camina irreversiblemente a la extinción. Mientras, el llamado “homo sapiens”, avanza también, sumergido en la tecnología, por el camino incierto de la robótica, la clonación y otros viales que se nos escapan, entre ellos las armas atómicas y la guerra cibernética, y navega a la deriva más absoluta según los científicos…Viajamos al espacio con la esperanza de encontrar otro mundo, quizás sin reparar que hemos destruido éste, arrastrados por nuestra voracidad y el desmedido afán de ser poderosos a base de dinero.

Nada importa arrasar con nuestro hábitat convirtiendo los mares en depósitos de desechos, nuestra atmósfera en irrespirable, nuestro modo de vivir en obsesión por desposeer a unos para que otros se enriquezcan sin pudor alguno. La frase de Perogrullo de que “nos morimos y no nos llevamos nada” parece ser sólo una bonita reflexión que nos podía frenar en nuestra ambición…

Pero seguimos creyéndonos “homo sapiens” y salimos a la calle a despilfarrar a manos llenas, en la medida que poseemos, y compramos múltiples cosas absurdas que rápidamente desechamos. Es tan poco reflexivo nuestro modo de vivir que a mí me hace dudar que seamos realmente “sapiens“. Por consiguiente, permítanme que pase a llamarle homo “depredator” o “imbecilis”, que quizás sea el correcto adjetivo dado nuestro comportamiento.

Llevamos miles de años de civilización y no hemos aprendido lo más elemental: conservar la naturaleza. Y así hemos devastado bosques, extenuado en mar, destruido los casquetes polares, extinguido miles de animales, extraído millones de productos de la Tierra… y, sin embargo, hemos sido incapaces de crear un sistema político que permitiera dar a la humanidad el alimento preciso en un fraternal reparto. Hemos creado la guerra, las fronteras, la esclavitud, la marginación, la superioridad de razas, la propiedad privada, los desastres, las dictaduras. Y también las letras y las ciencias, la medicina, la educación…

Verdaderamente,no todo ha sido negativo, pero si mucho.

¿Somos pues tan inteligentes como nos creemos o simplemente la soberbia nos nubló la mente? Porque, si realmente hubiésemos pensado un poquito, quizá nuestra ambición podría recuperar la sensatez, que consideramos una virtud.

Algunos han encontrado a Dios y me alegro sinceramente por ellos. Otros hemos sido más desgraciados y nuestra inteligencia no nos lo ha permitido- y créanme que lo deseo, si es que existe- y sólo hemos podido elucubrar, quizás con la mejor intención del mundo, sobre su existencia. Quizás nos hemos puesto poco en contacto con Él mirando el universo porque, inconscientemente, no queremos que esa inmensidad cure nuestra soberbia y ego. Yo les juro que estoy dispuesto a renunciar a ellos si ese es el camino.

Ciertamente, practicamos estudios sociológicos e investigaciones de mucho fuste y, sin embargo, no reparamos en la vacuidad de nuestro entorno, y hasta de nuestra propia filosofía, pero podemos observar que muchos de nuestros congéneres son ciudadanos como nosotros y que, sin embargo, viven totalmente ajenos a estas reflexiones. Se niegan a pensar en el devenir y no son conscientes del futuro de sus hijos y en el mundo que les puede quedar -si antes no lo destruye cualquier iluminado de los que nos gobiernan- ni tampoco en la deriva tan absurda como catastrófica, que se nos avecina, y de la que los avisan continuamente los científicos. ¿Seremos realmente “Homo imbecilis”?