La despedida del Nuncio Renzo Fratini en la recepción con motivo de las festividades de San Pedro y San Pablo del 29 de junio tuvo como punto culminante la entrega a la Nunciatura ápostolica de un retrato del Papa Francisco obra de Irene Iribarren la retratista de la Corte del Su Majestad el Rey Felipe VI.
Irene y su hermana Ignacia son dos personajes muy relevantes en las recepciones diplomáticas y actos sociales de Madrid. Pintora de cardenales,embajadores, Presidentes y de toda la familia Real española. Son memorables sus ocho retratos para el anterio Nuncio el cardenal portugués Manuel Montero de Castro, uno de ellos expuesto en el Palacio de la Cancillería del Vaticano y el realizado en 2019 para retrato oficial de S.M. Felipe VI para el Ministerio de defensa de España.
Tiene un Curriculum extraordinario como pintora, grabadora y muralista con más de 37 exposiciones personales y más de 200 colectivas, pero más allá de su faceta de gran artista destaca por su simpatía y ánimo.
Acompañada por su escudero el periodista diplomático Eduardo Guaylupo y su dama de honor su hermana Ignacia se pasea por las principales recepciones y convites citadinos con la cabeza muy alta de Palas Atenea luciendo siempre rebuscados y barrocos
atuendos muy elegantes.
La conozco desde hace de dos décadas y me enorgullezco de contar entre sus amistades y participar en sus saraos en su casa de la ribera del Manzanares.
Irene es un clásico de estas distinguidas fiestas siempre con el pincel presto a la caza de personalidades, que se disputan ser sus modelos. Con un atuendo más de la época se la ve en la Corte de Felipe IV ejerciendo de pintora de Corte.
Estuvo casada con un caballero rumano y tiene un hijo un apuesto piloto y una cascada de distinguidos parientes que la rodean y le brindan todo el cariño de una familia de bien.
En su Currículum se dice que nació en Valencia, pero Irene es de Carabanchel, como lo fue Eugenia de Montijo, es probablemente la hija más ilustre de este popular distrito madrileño. El flamante nuevo alcalde debería tenerlo en cuenta.
Su retrato colgado en la Nunciatura ápostolica de Madrid y su anterior retrato de S.S. el Papa Ratzinger Benedicto XVI la consagra, dentro del exquisito e intrincado protocolo vaticano, como pintora de Papas. Ahí queda eso.
Sus manos trabajadoras se han labrado con gran tesón un merecido puesto en las filas, en la legión de los inmortales.
Joaquin Antuña - joaquinant@hotmail.com
