El burgués de la Navata está inquieto estos días quiere ser ministro y ya puesto a pedir Vicepresidente, que por pedir no quede. Ultimamente suele ponerse una chaqueta como signo de respetabilidad, aunque el estilo desenfadado a lo Che Guevara podría ser el
último grito en Europa.
Me ha tocado como acompañante un profesor de la Universidad de Castilla La Mancha que va a un congreso de estadísticos matemáticos en un romántico castillo aislado como de cuento de hadas de Eslovaquia a ochenta km de Bratislava.
Es un hombre joven con gafas de intelectual un moderno fontanero de los fogones del mundo que con sus cálculos ponen a punto las calderas de las que dependen nuestro bienestar europeo.
Le comento las ambiciones de los podemitas y me dice que los políticos no se interesan por sus temas y que van por libre. Los políticos deberían seguir cursillos de formación en ciencias y tecnología. No puede ser que sean unos ignorantes dotados de ambición ilimitada y expertos en mangoneo.
Iglesias y su legión necesitan poltronas para vivir dignamente y ni la mayoría de ellos han cotizado a la seguridad social, pero tienen una antena especial para detectar descontentos y magnificarlos. Los pobres y sus calamidades les son indispensables para agitar al personal y ser elegidos, por esta razón a parte de no saber, por falta de experiencia y capacitación, no resuelven los problemas de los humildes.
A Iglesias y a su media naranja, los Ceasuscu de Plurilandia, les mosquea mucho la propuesta del Divino Pedro de un gobierno de cooperación parece que es una tomadura de pelo y quieren como los toreros noveles tocar pelo. Cargos y más cargos. Indispensable pisar moqueta. Enchufar a los amigos sin las pejigueras de las odiosas oposiciones y sin concurso de méritos, pues no puntúan ni los escraches ni las pancartas.
Combatir la desigualdad es un lema muy efectivo, recibir las palmadas de aprobación de los futuros beneficiarios y luego soltar arengas contra ricos y poderosos, pero sin saber que medidas se pueden adoptar para conseguir una sociedad más igualitaria. Crear empleo es muy difícil y hay que mezclarse con los ricos empresarios esos odiosos chupasangres, algo impresentable.Lo más fácil es quitar a los que tienen, refocilarse bien y a vivir que son tres días siempre con la matraca de la desigualdad.
Quiero ser ministro para fomentar la desigualdad y bajar el nivel de vida como hacen nuestros cuates de Cuba y Venezuela. Esas son sociedades maravillosas, se prohíbe la meritocracia y se explaya o suprime a los más listos o afortunados.
Esta claro reflexiona en voz alta el líder podemita, que nuestro mayor obstáculo son los jueces con esa arraigada manía de defender la propiedad privada y una sarta de Derechos que favorecen solo a los ricos.
Me encantaría que el Divino Pedro me confiará el ministerio de la igualdad, estoy pensando en comprarme una residencia de verano en Ibiza y otra en la Costa Azul, todo con hipotecas claro y para eso necesito ser ministro.
Estas preciadas y preciadas ideas de mantener la desigualdad par forrarse, para enchufar a familiares y amigos han colado muy hondo en los podemitas que aspiran a entrar en la estancia de los botones de mando de una sociedad próspera y confiada, que puede resistir a esta nueva casta parasitaria sin hundir la economía. Nada mejor que ser anticapitalista en un país capitalista.
Al Divino instalado ya en su Divinato como Pedro I le traen sin cuidado la codicia de los podemitas, el quiere ser el inquilino de La Moncloa para los restos y si es necesario hacer concesiones las hará todo ello no hará más que acrecentar su gloria.
Joaquin Antuña - joaquinant@hotmail.com
