Navarra bien vale una investidura, piensa un optimista Pedro I, el Divino que muy ufano ahora le comenta a su perrita Turca: 'me llamarán el Rey de las Españas como los Austrias para que digan esos impresentables de Vox que no soy un clásico y cuando me despache al Felipe y a Letizia me podré coronar en Covadonga y confirmar en Montserrat'.
A Pablo no lo puedo tener en la mesa del Consejo de Ministros, porque no me dejaría hablar, es un iluso, Turquita cree que me puede chantajear, ya me estoy librando de
Borrell mi atragantante y atraviliario Pepito Grillo, estoy harto de verle poner caras extrañas y larguísimas y con Pablo sería la repanocha, es verdad que se ha puesto la chaqueta para parecer ministrable, pero no voy a caer en la trampa.
Me chifla Carmen Igualdad que quiere que la renueve en el cargo cuando pone caras ante la que se avecina en el medio ambiente de Madrid desde que se nos fue la abuelita Carmena, tan mona y tan radical, que era la otra pata para mi plan de frenar aun más la natalidad en las Españas, invitando a las plurilandesas a dejarse del viejo cuento de la familia y sumarse al desmadre frigio. Tengo que convocar a Peñafiel a La Moncloa para preguntarle si en vez de corona se puede usar el gorro frigio de la Revolución Francesa e inventarios una Mariana española con los lechos al aire luciendo domingos se lo propondré a la Pedroche, que está de muy buen ver y encandila a los cada vez menos machos ibéricos que van quedando.
Así transcurren los días de Pedro I, el Divino Rey de todas las Españas, Begoña prepara sus mejores galas, las majorettes suspiran y miran con arrojo indisimulado a su macho alfa para reclamar sus ministerios y prebendas. Sancho Abalos trasmite el pensamiento barroco de su líder supremo, la del chigre apura culines de sidra y el astronauta sigue en la luna.
El gran sainete está por empezar en Plurilandia.
Joaquin Antuña - joaquinant@hotmail.com
