Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Episodio Escatológico

martes, 18 de junio de 2019
El pedo

Desiderio era un hombre serio e ilustrado
que tras una dilatada y fecunda vida laboral
decidió con buen criterio hacerse diputado
del Partido Populista Neoliberal.
Era un hombre querido y respetado
por su carácter y valía intelectual.
Más tenía un vulnerable techo de cristal,
por el que estaba seriamente preocupado:
La emisión impetuosa por vías inferiores
de fluidos y ventosidades incontroladas,
de ruidos y pestilentes olores acompañadas.
No obstante, dicha esclavitud intestinal
la tenía bajo control en su actividad social.
Más el trauma emergió de forma repentina
en una sesión parlamentaria conflictiva.
Tenía la palabra el líder de la oposición,
cuando Desiderio, sin poderlo evitar,
mancilló la solemnidad del lugar
con un estridente concierto de ventosidades,
por pestilentes olores escoltados,
provocando la bronca y los insultos
de los ilustres diputados.
Desiderio, se disculpó abatido y abochornado
por tan aciago y nauseabundo incidente
En tan delicada situación intervino el Presidente.
Rogó silencio de forma contundente
y de este modo habló a los presentes:
“Señores diputados: vamos a tratar de analizar
con moderación y prudencia
esta escatológica y atípica incidencia.
Una inoportuna y reprobable ventosidad,
de la que es víctima y culpable un diputado,
de la que se ha correctamente disculpado
no justifica atentar contra su dignidad,
que ha sobradamente acreditado.

El pedo no es más que una expatriación intestinal,
de fluidos, gases y flatulencias
que son expulsados al exterior de forma natural,
y suelen ir acompañados de rudas pestilencias
y de una trepidante polifonía musical.
Simplemente dicho evento tan denostado
se produjo en el lugar menos apropiado.
La “pedofobia” es una lacra social,
que trata injustamente de penalizar
un fenómeno incontrolable y natural
Dicho esto solicito a los señores diputados
que levante de la mano, el dedo
aquél que en su vida no se haya tirado un pedo”
Tras esta breve y doctoral alocución
se produjo un silencio clamoroso,
y el infausto Desiderio aprovechó tal ocasión
para abandonar la sala presuroso,
pero en tan rauda y frenética salida,
a cada paso que daba, un pedo se le escapaba
y para culminar su infausta despedida,
atronó el espacio con una estridente estampida.
Y para finalizar este escatológico suceso
nada mejor que acudir a unos versos de Quevedo:

Si un día algún pedo toca tu puerta
no se la cierres, déjala abierta
deja que sople, deja que gire
a ver si hay alguien que lo respire.
También los pedos son educados
pues se los tiran los licenciados,
Este poema se ha terminado
con tanto pedo que me he tirado.
Vázquez Liñeiro, José Ramón
Vázquez Liñeiro, José Ramón


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES