Fue en mi almuerzo en El Elíseo en París con el Presidente Macron cuando se me ocurrió la idea, de convertirme en el primer Rey de la España federal socialista y progresista,
en Pedro I, el Divino. El esplendor que me rodeaba tenía algo de real y ver lo serio que se lo tomaba Macron, en su papel de monarca republicano, acabó de convencerme.
No estoy desvariando. En una primera etapa se trataría de trasladar mi despacho de La Moncloa al Palacio Real y recibir a dignatarios extranjeros en el Salón del Trono. Convertir a Sancho Abalos en chambelán con una cómoda librea y la chica del chigre, mi Adriana, en ama de llaves. Al Rey Felipe para que conservara todo su boato desempeñaría el papel de gorrilla regia, vulgo aparca coches y a la nieta del taxista Letizia se le asignaría el guardarropa.
Todo ello sin introducir cambios en la Constitución, que se dejarían para más adelante. Al burgués de la Navata se le encomendará liderar una campaña pidiendo un referendum, para convertir a la obsoleta Monarquía constitucional en Monarquía electiva de cariz muy progresista. Sería juego de niños. Se ganaría el referendum y tras una ceremonia en el Centro Riojano de Madrid, que se está haciendo famoso por su Presidente José Antonio, su embajador de lujo Arturo y sus Foros de Naciones Unidas y la degustación de sus caldos de la tierra se celebraría mi entronización en Covadonga, vetando la presencia de los chicos de Vox, pero conservando el simbolismo a tope. El problema sería doméstico, me costaría noches en el sofá. Begoña no sabría como vestirse, y tendría que consultar a Peñafiel si utilizar tiara, corona o que rayos ponerse, lo mejor seguir el consejo de Oriol Junqueras una berretina catalana pero bordada en oro por los monjes de Montserrat.
Macron tuvo que repetir la pregunta dos veces yo estaba en mis ensoñaciones. Quería saber si era verdad el romance de Malú con Albert y si vivían en La Finca. Me límité a sonreír, el protagonista de este almuerzo era yo y no el arrogante Albert con su legión de amantes. Faltaría más. Expuse en cambio al Presidente galo lo inconveniente que era para la política europea los flirteos de Ciudadanos con la extrema derecha de Vox, por esta razón había venido a París, en clave de política interna para salvar los muebles de Carmena y de Gabilondo y su legión de paniaguados.
A los españoles no les interesa la política internacional, pocos hablan idiomas como yo, son unos ignorantes que si les sacas del terruño no saben que hacer ni como comportarse, pero son muy orgullosos y yo les daré glamour a la española en mi papel de Pedro I. Por cierto tengo que pedirle a Francisco que nombre cardenal al padre Ángel, que siempre hace las mil y una reverencias a los poderosos para que oficie mi coronación en San Jerónimo el Real o tal vez en el renovado Valle de los Caídos.
Vaya, no puedo distraerme otra vez, me han traído el postre que no me gusta, tanto chantilly me empalaga. Me pregunto como le habrá sentado a mi amiguita Angela mi flirteo con Macron a sus espaldas. La próxima vez que la encuentre en Bruselas arreglaré este desaguisado con un guiño o mejor un pellizco, cuidándome muy mucho de que no me vea mi Begoña. Cuando fui con la Merkel a ver la cría de los linces le propiné dos certeros pellizcos en ambas posaderas que surtieron un gran efecto. Hay que aprovechar el palmito que caray. Como tengo de embobadas a Carmen Igualdad, a la Mary Poppins y a todas las majorettes de mi gobierno, sin olvidarme de la Micaela y la Adriana, que babean por mis huesos. Siempre he defendido el feminismo de las hembras doblegándose a mis encantos.
Tengo que encargar a Peñafiel elaborar mi árbol genealógico y a Alfredo y a Manu del Capítulo de la Nobleza asturiana a elaborar el protocolo regio. Lo de Señor no me convence mejor Camarada es más progresista. Al ciudadano Felipe de Borbón y Grecia le
asignaré una pensión equivalente a dos veces el salario mínimo suficiente según Pablo mi nuevo Gobernador del Banco de España y le impondré como residencia una vivienda digna en la ciudad gallega de Villalba antaño hogar del franquismo y del fraguismo, hogano reconquistada y renovada por el socialismo. Obligándole a seguir clases de gallego impartidas por Don Xulio el de Galicia Digital. A Letizia será Tete la bella hija del prócer gallego la que se encargará de descubrir a la egregia dama la belleza de la lengua de Castelao.
Todas estas divagaciones alargaron la sobremesa de este histórico almuerzo parisino en que Pedro Sánchez el Mandela de Pozuelo, alumbró la idea de convertirse in pectore en el primer rey de una nueva monarquía federal socialista y progresista. Pedro I, el Divino. En Plurilandia Progresolandia. Que bien suena. Exclamó extasiado el Divino Pedro mientras su Falconcrest despegaba del aeropuerto de Orly. PEDRO I, EL DIVINO.
Joaquin Antuña - joaquinant@hotmail.com
