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La fotografía de estudio

martes, 04 de junio de 2019
Pocos años después de ser presentado el procedimiento fotográfico, en París en 1839, comenzaron a proliferar los estudios fotográficos por las principales ciudades del mundo. En ellos se manejaba un variedad de técnicas fotográficas que a su vez marcaban estéticamente los resultados finales de las fotografías. Además, muchos de aquellos La fotografía de estudioprimeros estudios estuvieron dirigidos por pintores, más o menos importantes, pero que aportaron su personalidad artística a los trabajos fotográficos. Fue durante la primera mitad del siglo XX cuando se extendieron los estudios fotográficas por todas las ciudades del mundo, así como por los particulares y con una finalidad totalmente privada. Una gran parte de estos trabajos se conservan en álbumes familiares y otra parte se fue perdiendo con el paso del tiempo.

En esos estudios fotográficos se trabajaba con cámaras de formato grande, con una buena iluminación y eran, habitualmente, profesionales que conocían bien su oficio. Como era costumbre, los estudios entregaban al cliente las copias en papel de las instantáneas solicitadas, quedándose con el negativo de cristal o película, los clichés. Gracias a este hábito de trabajo, durante un cierto tiempo aseguraban que, aunque se perdiesen las fotografías en papel en propiedad de los clientes, siempre quedaba la posibilidad de realizar copias nuevas. Lo que ocurrió posteriormente, sobre todo a partir de la llegada de la fotografía digital, fue que muchos de esos estudios fotográficos fueron desapareciendo y salvo en contadas ocasiones, en que los archivos fueron adquiridos por instituciones oficiales o coleccionistas privados, se fue perdiendo una gran parte de ellos. Hace unos años, durante un encuentro en Santiago de Compostela, Publio López Mondéjar, historiador de la fotografía española, me comentó que él precisamente había salvado un importante archivo de placas de cristal que junto a otros objetos había sido arrojado a un pozo con el fin de cegarlo.

Cuando se comparan las fotografías realizadas en los diversos estudios durante la primera mitad del siglo XX, cuesta mucho diferenciar los estilos de los distintos fotógrafos. La mayoría de las veces, por no decir todas, es imposible identificar al autor, salvo que las obras estén firmadas. Incluso comparando fotografías de esta época realizadas en diversos países son más grandes los parecidos que las diferencias. Todos los fotógrafos utilizaban fondos y decorados similares, trabajaban con las mismas cámaras y se valían de parecidas fuentes de luz. Además se adoptaban las modas
fotográficas que venían, mayoritariamente, de París. Las personas que se retrataban se vestían siempre con sus mejores galas con la intención de demostrar a través de sus retratos un estatus social y económico superior al verdadero. Se colocaban delante de la cámara con las mismas estudiadas poses. Todos estos elementos contribuían hacia una estética final muy parecida. La personalidad del fotógrafo se manifestaba, cuando lo hacía, en las distintas combinaciones de estos elementos.

También es importante el dato de que en la mayoría de los estudios era habitual que trabajase, además del fotógrafo titular, algún ayudante, en ocasiones varios, con lo que la atribución de las fotografías a uno u otro de los trabajadores resulta bastante complicado por no decir imposible en la gran mayoría de los casos. Si tienen la firma es lo único que permite identificarlas como de un determinado estudio. Personalmente creo que las similitudes son mayores que las diferencias en los diversos estudios fotográficos pertenecientes a una misma época.

Aún así, en muchos de los estudios publicados que leí sobre diversos archivos fotográficos que pudieron ser recuperados y estudiados, me sorprende, en casi todos, que el escribe se esfuerza mucho en marcar y destacar el estilo y la personalidad del fotógrafo objeto del estudio y, además, por citar siempre a Susan Sontag, Roland Barthes, Gisele Freund y Walter Benjamín, que para la mayoría de los estudiosos de la fotografía son el equivalente a los cuatro Evangelistas. Cuantas veces encontré mencionados a estos cuatro autores para reforzar unos argumentos en unos casos y los contrarios en otras ocasiones. Para todos aquellos que no pueden decir algo sin apoyarse en multitud de citas, pienso que es bueno recordar lo que dijo Italo Calvino: …La escuela y la universidad deberían servir para hacernos entender que ningún libro que hable de un libro dice más que el libro en cuestión… Creo que hay citas que son oportunas, algunas indispensables, pero que sólo se deberían utilizar las que son esenciales para la comprensión de lo que se pretende explicar y nunca abusar de ellas.

Acompañan este texto siete fotografías realizadas en estudios de España, Portugal y Argentina. Como se puede ver, es muy difícil acertar en qué país fue tomada cada una de ellas o saber cuáles comparten un mismo autor.
La fotografía de estudio
Ochoa, Eduardo
Ochoa, Eduardo


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