Con gran satisfacción he seguido la decisión del pueblo soberano de no reelegirte como alcaldesa de Madrid. Me he llevado una gran alegría.
Durante tu mandato has envilecido a la ciudad de Madrid. Te has mofado de nuestras

tradiciones más sagradas disfrazando de payasos a los Reyes Magos, rebajando a San Isidro a poco menos que una leyenda supersticiosa. Has despreciado a la Navidad ofendiendo a nuestros sentimientos religiosos.
Has amparado a los secesionistas catalanes en tu Ayuntamiento. Te has rodeado de okupas y personajes sin calificaciones adecuadas, has practicado el nepotismo de forma descarada y has dado amparo a una portavoz que profanó una capilla universitaria.
No se trata de Vae victis, sino de hacer justicia a alguien que nos ha ridiculizado a los ciudadanos de Madrid con sus ocurrencias y desatinos, que ha puesto trabas a la libertad de comercio y de iniciativa privada en tu gestión de los pisos turisticos. Has frenado la Operación Madrid Norte en nombre de una ecología de salón, has exagerado en tus medidas anticontaminacion discriminando a los vehículos diésel y favoreciendo a ciclistas y patinetes o patineros como les llama Ester sin hache, has sido una enemiga declarada del empleo y del desarrollo de Madrid.
Tu gestión calamitosa favoreciendo a los manteros y antisistemas de todo tipo poniendo a la policía municipal al servicio de los enemigos de nuestro régimen constitucional ha sido grotesca. Has favorecido una libertad de expresión que ha rayado en la exaltación de la violencia y del esperpento.

Te recomiendo poner un puesto de empanadillas y magdalenas en el Rastro para someterte al ludibrio público en compañía de tu nieto Errejón. Ambos erais un peligro público y afortunadamente no podéis perjudicar por más tiempo a la ciudad de Madrid.
Por último has estado de espaldas al fútbol y a los deportes de general y despreciado a nuestra fiesta nacional.
He padecido cuatro largos años de sufrimiento por tus absurdas iniciativas y por tus transgresiones de nuestras tradiciones. Has sido enemiga del progreso. Has representado con tu cohorte de impresentables un verdadero peligro para la convivencia ciudadana. Tu defensa del feminismo excluyente y el envilecimiento de los hombres ha sido incompatible con la tradición de casticismo y culto a la belleza de una gran urbe como Madrid.
Adiós Carmena Adiós, no vuelvas, te perdono los malos ratos y rabietas que me has hecho padecer. Excusame por haberte comparado en un reciente artículo con la hidra de las siete cabezas, es un símil más o menos afortunado que retrata la agonía que tu gestión ha significado y comportado para Madrid.
Adiós Carmena Adios, que el cielo te juzgue!!!
Joaquin Antuña - joaquinant@hotmail.com