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Mi querida España

miércoles, 01 de mayo de 2019
Mi querida Espaa Quienes durante la dictadura oíamos hablar de elecciones en el ancho mundo se nos ponían los dientes largos y aspirabamos a convertirnos en europeos y queríamos con Ortega y Gasset, el hombre tan sabio y tan apuesto, como fue también Octavio Paz, europeizar España.

En la transición cometimos el error de confundir a los nacionalistas como luchadores por la democracia cuando lo que querían eran liberarse del yugo del franquismo para separarse de nosotros. Lamentable como fue también dar carnet de demócratas a los comunistas por el hecho inconstatable de que fueron la única oposición sería a la dictadura y propusieron la reconciliación nacional y el euro comunismo de Berlinguer y de Carrillo les hacia merecedores de respeto, pero se trataba de una ideología totalitaria.

Otro fantasma fue la idealización de la Segunda Republica como periodo de libertades, absolviendo a los que querían imponer el fascismo italiano en versión nacional católica y a anarquistas y comunistas que incendiaron también e hicieron imposible la vida democrática por su orgia de asesinatos y de incendios de templos.

Estamos ahora en un gran salto en el tiempo en una España democrática que se ha europeizado pero sigue con la hidra de Lerna de sus nostalgias, por la Segunda Republica, por la vuelta al Dios Patria Rey y recalentada por los independentistas. Un frágil equilibrio entre quienes romper España o imponernos una camisa de fuerza nacional.

Todas estas nostalgias y nostálgicos se han dado cita, bueno se dan pues escribo por la mañana del día 28 en mi oficina de los días de fiesta en una conocida cafetería del barrio de Argüelles.

La noche anterior mal llamada de reflexión, como perro sin amo ni bozal, estuve dando vueltas con Isabel una dama de tronio que acudió a nuestra cita en la castiza calle Toledo en el corazón del Madrid de los Austrias, escoltada por su hija adolescente de igual nombre, que sin duda quería dar el visto bueno a las andanzas nocturnas de su madre. Isabel no vota pues tiene una opinión muy mala de los politicos y esta en el limbo. Para mi es inexplicable, pero cada cual hace de su capa un sayo, es una bella exquisita no votante.

En SOL quedé asombrado por la multitud de turistas, forasteros y locales que llenaban la Plaza y sus aledaños, los asiáticos en gran número haciéndose fotos sin parar. Un agobio nos convertimos en un parque temático, pero junto al bullicio siembran prosperidad y folklore, colorido a nuestras calles y alegría a los tenderos. Bienvenidos sean. Les comento a unos italianos que esto parecía la Vía del Corso de Roma y uno de ellos me dice que son napolitanos que han venido a vivir las elecciones.

Después de los escarceos con Isabelita que no vienen a cuento y una estancia final en la Cervecería Alemana de la Plaza Santa Ana y acompañamiento caballeroso a la calle San Agustín un taxista muy bullanguero trata de convencerme de que hay que derrotar a Vox, que esa España negra no puede volver y repite de carrerilla toda la inteligente propaganda del Divino Pedro y citando incluso la foto de Colón, que a juicio del auriga había condenado a Rivera para los restos.

Esta mañana Ángel el simpático kioskero al presentarle la tarjeta de mi abono de El País me desea un voto progresista. El espantapájaros causa estragos.

Un actor de una conocida serie entra en Rodilla y me dice muy satisfecho que acaba de votar a Vox y me alecciona como Angelita mi asistenta una sólida zamorana que en España hay que poner orden.

Así es esta España nuestra, mi querida España como cantaba la inolvidable Cecilia.

Joaquin Antuña - joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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