Elecciones municipales

Cada cuatro años, los pueblos como Viveiro, Ribadeo…parecen salir de su letargo, ilusionados o no con las elecciones, y entonces es cuando aparecen los flautistas de Hamelín, vestidos de políticos, ofreciendo cumplir con las demandas de la ciudadanía; sin embargo, finalizado el tiempo de los cuentos, comienza el desengaño de los ingenuos. Son las trampas de siempre, que, por manidas, no escarmientan a aquellos a los que ciega la ideología y siguen esperando lo que reiteradamente no cumplieron. Por desgracia, los pueblos carecen de medios para financiarse y sus proyectos están abocados a depender de la dictadura de turno, es decir, del capricho de quien gobierne la Xunta y, en menor medida, de la Diputación.

Cualquier observador medianamente perspicaz sabe que las elecciones municipales son los medios de participación de los ciudadanos y de donde salen los gobiernos elegidos democráticamente; sin embargo, a la hora de la verdad, son las citadas instituciones quienes van a combatir a los ayuntamientos rebeldes mediante el chantaje de la inversión.

Ante esta tesitura, caben dos opciones: Hacerles frente con el voto en todas las elecciones, o tragar por los dictados de los manipuladores. Evidentemente, los que luchamos por la libertad y el respeto de las decisiones ciudadanas, sabemos a quienes debemos votar. Quien quiera seguir esperando las promesas, tantas veces incumplidas, y someterse al capricho caciquil, creyendo que hay que ser práctico y así se van a arreglar nuestros males, tienen también la opción de plegarse y convertirse en ratón del cuento.

Por consiguiente, veamos el panorama:

Algo desagradable tendrá la política para ver que está llena de mediocridad,que las personas con cierto prestigio social huyen temerosas de caer víctimas del juego sucio de los partidos que, con sus luchas internas y soterradas, desilusionan al más idealista y sólo quedan algunos soñadores a los que hay que estar agradecidos por su esfuerzo. Posiblemente no sean las personas más idóneas, pero si las más altruistas. A esas, reitero mi sincera gratitud. A quien no soporto, y seguiré combatiendo mientras viva, es a aquellos que hacen de la política su profesión y viven cómodamente repartiendo favores a sus amigos, que no son los pueblos, sino particulares que tienen en el amigo político su especial conseguidor. Y los hay y los sufrimos.

Volviendo al tema: Una clase política que reitero, para combatir a los gobiernos elegidos democráticamente en las urnas, van a usar sus armas de acoso y derribo de los enemigos con organismos públicos como Portos, Augas de Galicia, etcétera. Organismos, que debieran ser independientes, y se han convertido en chiringuitos de enchufados del partido. Y por si el control no fuese suficiente y se necesitase más presión, se crea el comisario político, eufemísticamente llamado Delegado de La Xunta. Contarles como anécdota que en Portos de Galicia, hasta el 2005, habían colocado a Pablo Crespo, la joya de la Gürtel.

En los Ayuntamientos de pueblos como los nuestros, donde casi todos nos conocemos, sabemos quiénes son los honrados; quien dejó las arcas municipales hechas unos zorros y se mantiene altivo y chulesco en su buen vivir; quien negocia con los constructores y consiente obras a todas luces vergonzantes; quien es pariente de quien y porqué está fulanito en determinada tarea; donde se reúne la camada afín y con poder decisorio que quiere controlar el pueblo; quien debe el traje de la procesión (siempre hay alguien dispuesto a contarte el cotilleo); quien otorga licencias de obras a auténticas aberraciones urbanísticas; quien está enchufado en el Concello y no da palo al agua; a quien se le levanta una calumnia por envidia; a donde llega el vacío de mucha gente; qué municipales andan de vinos en el coche patrulla; qué concejal es trabajador y cual es demagogo; como practica el arte de intimidar o no de la policía; quien aparca en las plazas de minusválidos; quien se hace rico sacando la arena de la playa y los engarces que se supone tiene en las altas esferas; porqué se venden los pisos en negro y Hacienda no se entera; quien da su pelotazo y monta un hotel y el político que soluciona sus problemas; quien es fachendoso, humilde, dinámico o abúlico; a quien se despelleja porque se sale de los cauces de su correcto vivir; quien es putero o casquivana; quien paga o no los vinos y cual toma; quien hace listas de sus enemigos políticos y quien alimenta el odio en las tabernas en vez de luchar por la convivencia; quien arregla el tema de las multas; en qué restaurante se celebran las pantagruélicas comilonas con las autoridades y los beneficios que ello conlleva; quien echa una mano al pueblo para que se sepa y quien lo hace calladamente; quien es fachendoso y aparece en la primera fila en el pregón de Semana Santa y busca en estos actos cómo engarzar…o presumir. ¡qué cantidad de vanidosos!

También sabemos que, aunque cambie el gobierno municipal, a la hora de corregir ciertas anomalías, siempre hay intereses creados y ciertos señoritos van a quedar impunes con sus abuso; nada cambiará con el nuevo gobierno para aquellos que seguirán arreglando los coches en la acera, a pesar de las denuncias; se seguirá permitiendo a un listo no pagar impuestos por las terrazas; seguirá el señorito circulando por el casco urbano porque tiene allí el garaje y no se le pone freno… Sabemos muchas cosas, si nos preocupamos por ello, y hasta quien actúa de Judas en la vida pública. Miren como será que hasta conocemos a alguno, que preferíamos no conocer, falto de un mínimo… Ante tal tesitura ahí están las lecciones de los grandes líderes nacionales, ya de geografía, ya de prehistoria, de las pensiones de los concebidos no nacidos… y de tanta fauna fatua.

Miércoles Santo: Perdona a tu pueblo,Señor...perdónale, Señor.