Marcel Proust ese escritor francés de difícil lectura por la profundidad de sus sensaciones y sentimientos nos describe magistralmente en su monumental obra "La búsqueda del tiempo perdido" su relación entre imaginación y fantasia, realidad y despliegue y el después el poso que queda en nosotros y que una adivina marroquí o turca podría leer en los posos del café.
Marcel en un ambiente de provincias nos recrea las sensaciones que en el despierta una

obra teatral, en un momento donde no había accceso al arte como ahora en que nos asaltan las imágenes y tenemos el problema de la disponibilidad, lo que los italianos llaman "l'imbarazzo della scelta", la dificultar de elegir. Su personaje se recrea en como va a ser esa obra de teatro con grandes actores que va a presenciar en unos días.
Ejercita al máximo su imaginación y enciende su fantasia. La poesía consiste en transformar la realidad y en transportarla a la belleza o el desgarro. Así se sumerge este personaje, que como en "Niebla" de Miguel de Unamuno navega entre la realidad y el sueño. Se habla mucho de ideología de género y muy poco de educación sentimental y muy poco también de equilibrio de genero.
Proust escribe "Si de verdad quieres ser feliz,no caigas en la tentación de comparar este momento con otros momentos del pasado, que a su vez no supiste gozar porque los comparaba con otros que han de llegar". Memoria, tiempo, arte y literatura es el universo a veces farragoso de Swann que se recrea en el mundo del espiritu.
Como será esa obra teatral como se desarrollara, que circunstancias la rodearan en páginas rebuscadas y lentas muy lentas nos envuelve en su mundo particular. Este mundo de Proust puede trasladarse a las relaciones humanas desde los temas más triviales a los más importantes.
La espera no es infinita y llega el encuentro con la realidad. La obra en sí. Marcel lo expresa así "vale más soñar la vida propia que vivirla, aunque vivirla es soñarla". En el teatro de la vida es preciso vivir pero soñar a la vez. La gran literatura como la gran música te transporta, te embriaga, desata en ti el poder de la palabra.
El después es ese poso inmaterial del recuerdo, un mundo de vivencias y sensaciones, que remomoran lo visto, lo experimentado, las teclas que han sonado en nuestra mente.
Las relaciones humanas necesitan tiempo, en esta época de vértigo existencial, hay que aprender a degustar el mundo lento, en que se imagina, se vive y se recuerda. Según Proust "El único nuevo viaje de descubrimiento consiste no en buscar nuevos paisajes sino en mirar con nuevos ojos". Hago mías estas palabras y aconsejo a las Isabeles del ancho mundo ponerlas en práctica.
"Demos gracias a las personas que nos hacen felices, ellas son los encantadores jardineros que hacen florecer nuestra alma".
Joaquin antuña-joaquinant@hotmail.com