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Ni teckels ni pitbulls

jueves, 11 de abril de 2019
La salud mental de los politicos, sus delirios, su deformación de la realidad, sus fobias es un tema que debe preocupar a los ciudadanos y en Estados Unidos lo están. Nuestro guru particular Jeffrey Sachs y varios colegas demócratas firman un artículo manifiesto que con su gran pericia va a adaptar Cintia Sanz la estudiante prodigio de Castellón en otra crónica de nuestra saga en GD.

Si en España se hiciera un análisis parecido se dudaría de la salud mental de un personaje que he descrito en mis crónicas como el Divino Pedro, sus mentiras compulsivas, su alarmante falta de etica, su ambición desmedida apuntan a desórdenes mentales, pero esta moda americana de poner en entredicho la cordura de sus Ni teckels ni pitbullsmandatarios no ha llegado al Viejo Continente y aquí puede arribar demasiado tarde.

Con un análisis parecido el mundo se hubiera evitado de padecer a Adolfo y a Benito entre otros. Afortunadamente la coyuntura mundial apunta a conflictos locales y no a enfrentamientos globales. Mucha de la furia de jóvenes perturbados se descarga en los deportes de masa que es un fenómeno nuevo del siglo XX y del actual.

Los ciudadanos debemos preocuparnos por la capacidad mental de nuestros políticos. Un artista que frecuentó los manicomios como Van Gogh puede elaborar obras maestras, pero este gran pintor y gran perturbado hubiera sido como político un flagelo para su país y probablemente para Eurlopa.

Comprendo que sería utópico someter a los políticos a un control psiquiátrico, ya que sus electores y afligidos súbditos son corresponsales de elevarlos al poder.

Si trasladamos este somero análisis al campo de los enamorados aquí psiquiatras y analistas no darían abasto, pero a diferencia de los politicos del tipo de Trump o del Divino no afectan al conjunto de la poblacion. Son locos por amor y viven en su jaula particular, los políticos en cambio son muy nocivos ya que quieren enjaular a todo quisque y son peligros nacionales e incluso internacionales.

Se que abordo un tema difícil y arriesgado pero se debería invitar a las academias profesionales a abordar la capacidad mental de nuestros políticos como se hace con las razas de perros peligrosos y medir el índice de peligrosidad, si son pequeños teckels ladradores y fanfarrones como en España o pitbulls potencialmente mortiferos como en América. Esta en juego el bien común y la felicidad, que permite una vida dichosa y plena a la ciudadanía disfrutando de libertades y cumpliendo con deberes sociales.

No a los locos en politica. No a los aventureros. Sean teckels o pitbulls.

Joaquin Antuña - joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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