No hace mucho tiempo fuimos con la UNED Senior a Portugal a visitar un Pazo que un padre compró a su hija porque le había encantado, en este caso Amancio Ortega compra
la granja O Corzo donde explotaban vacunos, porque a su hija Marta le encanta la equitación.
Sobre una extensión de 30 hectáreas de terreno en Larin-Arteixo, se han construido varios edificios inaugurados en agosto del 2000, que fuimos recorriendo junto con nuestra anfitriona Mónica Cadilla monitora de equitación, agradecer su buena disposición y conocimiento de la materia.
Luego de llegar al parking donde habitualmente estacionan los trailers cuando se desarrollan los dos concursos internacionales, que transportan hasta 6 caballos y tiene cama para el mozo encargado de ellos, nos dirigimos a lo que se conoce como hotel de caballos de competición, que cuenta con 4 pasillos donde se pueden albergar 173 caballos, en habitáculos amplios con comedero y dispensador de agua, generalmente cada jinete profesional tiene 3 caballos cuyo valor se estiman alrededor de 200.000 cada uno, depende de la calidad y que dominan distintas alturas de salto desde 1,40 a 1,70 metros ; en el último concurso se inscribieron 129 participantes de 17 nacionalidades.
Lo que empezó quizás como un gusto o diversión se ha transformado en un negocio, en el último concurso los patrocinadores fueron Longines, Marqués de Riscal o Lexus. Los concursos se desarrollan en julio y diciembre, con gran reconocimiento internacional como jugosos premios, el nivel económico para enfrentar los mismos debe ser muy alto.
Saliendo de este edificio pudimos apreciar el gran campo del que se extrae la hierba, para el consumo de los 40 a 50 caballos que se encuentran en otro recinto y que sirven para las otras actividades del complejo como escuela de equitación para niños y adultos, exámenes de galope, campamentos, gymkanas, equinoterapias, etc.
Separando las caballerizas del campo se encuentra una manga de 500 metros, de arena
mezclada con textil, que se utiliza para practicar; llegamos a otro recinto redondo llamado caminador o andador donde se entrenan los animales y calientan aproximadamente por 10 minutos, nos aclaró que en muchos lugares hay cintas o piscinas para los caballos, al igual que masajistas o fisioterapeutas especializados como cualquier atleta; que se denominan potros de 4 a 7 años, que entran en competición con 5 y pueden llegar compitiendo hasta los 18 o 19 años, luego solo para andar.
Vimos la hermosa pista exterior para la competición de verano y nos comentó que atrás había otra pista de calentamiento que a veces estaban 45 minutos calentando para competir de 42 a 52 segundos, que el tiempo también se controlaba al igual que los derribos, como se penalizaba que el caballo se parara sin saltar a la segunda oportunidad.
Pasamos al edificio principal donde se encuentran las oficinas, la cafetería y la pista techada, predomina en todo la madera, pero no hay ostentación, solo armonía y elegancia, me encantó.
En otro edificio vimos los caballos de la escuela, los amigos más íntimos de Mónica preciosos desde ponys hasta adultos de pequeña envergadura, para niños y realizar equinoterapia, en casi todos los recintos hay duchas , en este último un secador y un almacén con las monturas, bozales u otros elementos para cada uno en particular, con una limpieza y prolijidad muy buena. Ya terminando visitamos el edificio de almacén de materiales donde al inicio de la cosecha almacenan 3.500 fardos de heno y enorme cantidad de piensos, aclarándonos que la alimentación es fundamental, que el 90% de las muertes son por cólicos al no poder los caballos vomitar, reciben una vez a la semana la visita de un veterinario especializado de una clínica de Cambre.
El Centro pertenece a Grilse S.L. que dirigen Flora Pérez y Marta Ortega, con 12 trabajadores en plantilla, realmente muy agradable descubrir este mundo que indudablemente es rentable y de renombre internacional.
Una vez más muchas gracias a los que con su esfuerzo hacen posible el crecer día a día.
