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Tras las elecciones europeas: ¿Nueva etapa de cooperación kazajo-europea?

sábado, 06 de abril de 2019
En 1991, el colapso de la Unión Soviética marcó una nueva era política a nivel mundial. Quince países surgieron de aquel acontecimiento, creando nuevas realidades políticas, sociales.

La evolución de la democracia en cada república postsoviética fue muy dispar, al igual que fueron sus relaciones con la UE. En este ensayo nos centraremos en Kazajistán, donde se instauró una democracia en forma de república presidencialista. Esta forma de gobierno fue muy criticada en el ámbito internacional por el enorme poder que ostentaba el presidente, que era casi absoluto. De hecho, desde la creación del país, hace 30 años, solo ha habido un presidente, Nursultan Nazarbayev, quien renunció a la presidencia el 19 de marzo de 2019 a favor de Kassym-Jomart Tokayev, siendo este último el nuevo presidente interino del país.

La comunidad mundial siempre ha tenido una postura de cierta indiferencia hacia este país, infravalorando su progreso económico y político y su progresiva configuración como una sociedad democrática al estilo europeo.

Kazajistán, situada en Asia Central, siempre ha estado interesado en intensificar las relaciones con sus vecinos europeos. De hecho, UE y Kazajistán firmaron en 2016 un acuerdo de cooperación reforzado que promovía la protección de los derechos humanos y la libertad de expresión en el país, aspectos importantes para la democratización de la sociedad kazaja. Sin embargo, desde Kazajistán echan en falta un mayor diálogo con Europa.

Un asunto que ha enfadado a las autoridades kazajas ha sido el hecho de que algunos diputados europeos hayan cuestionado su derecho soberano al criticar la postura oficial del país en lo relativo al asunto de Mukhtar Ablyazov; ciudadano kazajo acusado de deslealtad y malversación de bienes públicos por una suma de 7500 millones de dólares del banco kazajo BTA. Kazajistán lo considera como un traidor a la patria, mientras que las autoridades europeas le dan cobijo calificándole como un simple opositor, dándole incluso el estatus de refugiado político. Al mismo tiempo se culpa a Mukhtar Ablyazov de crear un lobby a gran escala formado por anarquistas y marginales occidentales interesados en desestabilizar la situación en la región.

Kazajistán ha demostrado en repetidas ocasiones su compromiso con la paz y la democracia al crear la Asamblea de los Pueblos de Kazajstán (donde están representados varios grupos étnicos) y al apoyar la paz multi-religiosa en su territorio durante más de 25 años. Siendo un ejemplo para toda la comunidad internacional. Además, en su política exterior, Kazajistán ha participado como mediadora en el conflicto sirio, así como su labor de promotora del diálogo y del entendimiento entre EE.UU, Rusia y China. Hace quince años, por iniciativa del presidente Nazarbayev, se organizó el Congreso de Religiones Mundiales y Tradicionales, reuniendo así a los principales dogmas del mundo para discutir sobre la construcción positiva de la humanidad.

Europa debería evaluar objetivamente el tamaño y el ritmo del cambio democrático que vive el país, pues la actual Kazajistán ya ha dejado atrás la antigua URSS, para convertirse en un importante actor político dentro del espacio euroasiático.

A pesar de esto, Kazajistán sigue siendo criticado injustamente por algunas organizaciones internacionales de derechos humanos y políticos individuales. La demanda legítima de las autoridades de la república kazaja para traer al ex banquero de Mukhtar Ablyazov ante un tribunal nacional no han recibido respuesta por parte de Europa.

A algunos diputados comunitarios con mucho peso en la política europea no les interesa responder a las misivas kazajas y buscan promover sus propios intereses. En este sentido, muchos socios de la UE esperan con ilusión que las próximas elecciones al Parlamento Europeo traigan consigo una renovación profunda y se deshaga de diputados anti-kazajos como Guy Verhofstadt, Ana María Gomes, Julie Wart, Jaromír Štětina, TomᚠZdechovský, María Isabel Coelho Santos y otros que ejercen presión en contra de los intereses de Kazajistán.

Las críticas de estos diputados a las transformaciones democráticas en los países de la CEI y Europa del Este fueron en gran medida subjetivas e inconsistentes; además, detrás de todo ello, existe una estrategia clara para desacreditar a los gobiernos de estos países al jugar su propio juego geopolítico, y cuyos intereses no coinciden con los intereses de toda Europa.

En particular, muchas organizaciones que realizan actividades controvertidas y dudosas encuentran patrocinadores entre estos diputados europeos. En particular, la jefa de la organización pública Open Dialogue, la rusa Lyudmila Kozlovskaya, recibió un visado alemán para hablar en el Bundestag criticando a los gobiernos de Polonia y Rumania. En este campo también dicha fundación actúa criticando a Kazajstán colaborando con la asociación Federación Italiana de Derechos Humanos, presidida por Antonio Stango, que también tiene una campaña organizada para criticar y desacreditar a la república centro asiática. Esta inconsistente estrategia de comportamiento de algunos diputados europeos crea sin duda, dificultades en la implementación de los ideales y principios de la democracia kazaja.

Mientras que haya diputados en Parlamento Europeo como Guy Verhofstadt, Ana María Gómez y otros mencionados anteriormente, a los que solo les interesan sus propios beneficios y se desentienden de la democracia y la justicia, no habrá cambios de calado en el proceso democrático kazajo. Por ello, se espera que los nuevos diputados que salgan de las elecciones apoyen de forma mucho más activa la democratización y la igualdad en los países periféricos de Europa. En este sentido es fundamental la aprobación de la Nueva Estrategia para el Asia Central que está elaborando en estos momentos la Unión Europea, que debe contribuir a acompañar y apoyar a los países de esta región en sus procesos de reforma. Son democracias jóvenes que necesitan ser respaldadas en lugar de como algunos parece que intentan ser desestabilizadas.

Europa no debería permitirse dar cobijo a criminales como Mukhtar Ablyazov. Es obvio que ha surgido la necesidad de reformar las estructuras políticas europeas. Una posible solución a este problema puede ser un replanteamiento de ciertas normas y mecanismos de relaciones con los países socios que están en camino al establecimiento de las libertades democráticas.

En opinión de muchos expertos extranjeros, los países europeos actualmente tienen motivos suficientes para un cambio cualitativo en la composición del Parlamento Europeo y la exclusión de la estructura parlamentaria de los grupos de presión de las fuerzas políticas extranjeras, lo que restablecerá la confianza en las instituciones de la UE como organismos de cooperación internacional verdaderamente comprometidos con los valores democráticos europeos.

Carlos Uriarte Sánchez es Profesor de Derecho de la Universidad Rey Juan Carlos.
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