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Llegan las elecciones 2019

martes, 02 de abril de 2019
Llegan Las elecciones y, aunque no tengamos mucha fe en el devenir, creo que es muy importante aportar nuestro grano de arena usando nuestro derecho. Nada se arregla con quejas y pasotismo y la suma de muchos votos puede lograr algo.

Los que creemos en el progreso social; los que no añoramos el Franquismo para nada; los que luchamos por cambiar las estructuras caciquiles que agarrotan nuestros sueños; los que tratamos de ser dialogantes y respetuosos; los que defendemos nuestra Tierra y exigimos para ella el mismo trato que Cataluña, por ejemplo; necesitamos representantes dignos, con personalidad y valentía suficiente para exponer unos argumentos que son de justicia. Nuestra Tierra, que también es España, no sólo necesita paseos marítimos y geriátricos, sino muchísimas cosas que eviten la eterna sangría migratoria.

Si nuestras aldeas se despueblan por falta de medios de subsistencia; si nuestra industria es escasísima y siempre está sometida al chantaje, llámese Alcoa o Vestas; si nuestro clima, a pesar de los cambios, no es propicio para el turismo; si nuestro comercio encuentra su tabla de salvación en la jubilación; si nuestros pueblos son residencias de ancianos donde la pensión es otra espada de Damocles… entonces apaga o… vota.

Y vota a conciencia. Pensando, no ya en defender tu ideología, que puede ser muy respetable, pero que por encima de todo requiere eficacia y generosidad. Eficacia para cambiar lo que no te gusta y generosidad para ser justo. Porque por, encima de las siglas, deberíamos pensar en el bien del País.

Y el País tiene grandes retos que no podemos olvidar. Desde las pensiones de las que nadie quiere hablar, pero que amenazan nuestro estado de bienestar, hasta la enorme sangría de la pérdida de nuestra juventud aceptando con resignación mal sana esa muletilla de “ eche o que hai “. Lo que hay es el fruto de nuestro escaso o nulo esfuerzo por revertir una situación que debiera ser prioritaria. Sin una juventud formada, dinámica y emprendedora, no podemos aspirar a un futuro esperanzador.

Hemos desmantelado nuestro tejido industrial por obsoleto y la enorme competencia de países como China y Europa del Este; hemos dejado morir nuestra agricultura y ganadería sumergidos en la trampa capitalista de la globalización; hemos creado la industria de la subvención, teóricamente para paliar desajustes, pero en la práctica pozo sin fondo de despabilados; hemos confiado nuestra economía al turismo…mientras hemos realizado una reforma laboral nefasta de la que no se salvan los sindicatos.

Nadie pudiera entender el retroceso que supuso para la mayoría de la sociedad tantas reformas nefastas. Y a pruebas me remito: De la educativa, muchos no entendemos que la Religión Católica, por ejemplo, sea maltratada en ningún sitio; muy al contrario, goza de unos privilegios injustificables: colegios elitistas subvencionados. Hay muchas personas que consideramos que las religiones, todas muy respetables, pertenecen al ámbito familiar y allí, y en sus instituciones, es donde se puede formar al educando.

Como tampoco podemos entender el rechazo a la Educación para la Ciudadanía. Es una asignatura fundamental en los colegios porque enseña algo tan necesario como es la convivencia, sin enfrentamientos ni estridencias, respetando a las demás. Una reforma educativa que pudo ser buena en modernidad y aplicación de la tecnología, pero nefasta en Humanidades y en los políticos, por ejemplo, estamos viendo sus carencias. La llamada Reforma Sanitaria consiste, igual que en los colegios, en crear las dificultades necesarias para la desesperación de los usuarios y abocarlos a la búsqueda de remedios en la medicina privada, que ya se lleva pingues con los conciertos. Las listas de espera, la precariedad y el afán por privatizarla es un camino elegido por algunas fuerzas políticas…Pero hay muchas más leyes que algunos quieren convertir en polémicas: la de Memoria histórica es una deuda que se debe pagar en aras a una convivencia real y efectiva: si no hay heridas, no debe haber dolor. La de Igual entre el hombre y la mujer debiera ser asumida sin ambages en un mundo medianamente desarrollado; la de la Dependencia es de justicia para las personas que cuidan a sus dependientes, o la de Asistencia en el Hogar que debiera cotizar en la Seguridad Social…

Quedan muchos retos pendientes como la reforma de la Constitución para adaptarla a las nuevas situaciones, como Cataluña, por ejemplo. Nada es legal saltándose las leyes vigentes y quede meridianamente claro pues que todas las triquiñuelas de los independentistas son eso, triquiñuelas, es decir, trampas con que se quiere confundir al personal. Ahora bien, ante esta tesitura, quizás convenga que con cambios en la Constitución se puedan encajar las piezas para una convivencia pacífica dentro de España. Eso sí, sin los privilegios económicos a los que aspiran y revirtiendo en el resto del País la deuda histórica de inversiones realizadas allí en detrimento de otras. Quedan tantas cosas en mi cabeza que no caben en esta palestra.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


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