El Divino Pedro en Bruselas se aburría del callejón sin salida del Brexit y su pensamiento volaba a las elecciones generales. Todo iba demasiado bien. Había conseguido imponer todos los nombres de fieles y paniaguados y en el Consejo Federal nadie había
rechistado Susana había puesto cara de mujer apaleaba y se había limitado a decir que tomaba nota.
Las feministas estaban muy contentas de contar con un poderoso protector. Deseaban "empoderarse", aunque para ello imitaran a las mujeres de Arabia Saudí y gozasen de la guía de un poderoso varón. Una nueva forma de sumisión de las mujeres sonrió satisfecho el Divino, mientras encargaba a un secretario que fuera a comprar lencería fina para Begoña que era muy exigente.
Le inquietaba que todos creyeran que está vez Tezanos, su mago Merlin, iba a acertar. Llamó a Carmen Igualdad para que mandara a dos de sus marjorettes a la oficina de
fabricación de posverdades para inventarse toda de clase de patrañas para orientar el voto. No podía descuidarse.
Estaba molesto con Torra, por la historia de los lazos. Desde Bruselas el Divino se había puesto de perfil, no había que tocar las narices demasiado a sus aliados. Vió pasar cerca a la Merkel y le guinó un ojo. Tembló ante la sola sensación de vértigo de poder perder toda la mamandurria y su Falcon Crest. No podía confiarse.
Llamo a Mary Poppins y le pidió que redoblar sus esfuerzos de pintar un panorama de Jauja a sus electores. No debían darse cuenta de que con sus viernes peronistas estaba poniendo en peligro la frágil economía de Plurilandia. Había que reasegurar a los incautos. No tenían que darse cuenta que les estaba tomando el pelo y que su votame y luego el diluvio, como le sucedió al amigo de Maduro el mediador de León no volvería a repetirse. Sin ingenuos me volvería a Pozuelo a rumiar mi derrota.
Apartó estos negros augurios. Sacó un papel arrugado de tanto manosearlo y leyó de nuevo las encuestas del CIS. Se sintió seguro. Esta vez las elecciones las iba a ganar. Tenía que mimar a sus indepes y darles el beso de Judas a los podemitas. Su lema con la ética juego al baloncesto o como reírse del prójimo para medrar en la vida tenía que recomendarselo a Pepu que es nuevo en esto de la politica.
Disipó sus dudas y se vió coronado con la corona de laurel. Tenía que decirle a Iván que organizara el desfile de la victoria en el Paseo de la Igualdad, antes Castellana, con vestidos nuevos para las marjorettes y el astronauta con musica de Peret para sus queridos indepes y retransmitido en su TV, que cada vez se parecía a más TV3.
Quitarse de encima al Pepito Grillo era un placer de dioses y si le sustituía por Carmena se marcaría un gran tanto para incrementar el número de tontos. Tantos y tontos. Que listo soy. Se la voy a dar con queso a todos. Esa es mi esperanza. Gloria al Divino, que bien suena, aunque detesto el culto de la personalidad, pero Pozuelos del Divino te haría justicia dice arrobada Begoña mientras se prueba otro modelito para el desfile de la victoria.
Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
