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Ser gilipollas

lunes, 25 de marzo de 2019
Ser gilipollas es barato. Se puede conseguir el título con un máster en universidades privadas tipo Juan CarIos I. También lo puedes comprar en Amazon, que te lo llevan a casa y eso da mucho prestigio. Dicen que ahora se venden en el Corte Inglés y hasta hay ofertas en Lidl. Todo es cuestión de aprovecharlas. Algunos hay también que compraron un móvil para reciclarse culturalmente y son usuarios de faceboock. En sus comentarios dicen que estudiaron en” la Universidad de la vida” que, por lo que yo llevo entendido, es una fábrica de faltas de ortografía, muy orgullosa ella.

Ahí te puedes encontrar que lo que antes se llamaba suciedad, ahora es racismo; que el pepino es bueno para las hemorroides; que las zapatillas, eso sÍ de lana, tienen propiedades afrodisíacas; que el jamón lo fabrican los chinos- todo se andará- y que insultar es libertad de expresión. También te puedes encontrar a Puigdemont y Torra como paradigmas de demócratas. Todo es cuestión de matices, es decir que el lazo sea amarillo, blanco…cambiar los adjetivos de lugar o jugar al ”y tú más”, que es un modo muy moderno de perder el tiempo.

Confundir es fácil para un avezado gilipollas. Lo de las churras y las merinas. También podrás observar alos lumbreras, que son una variedad de gilipollas con buena cosecha, que no creen en el cambio climático a pesar de los esfuerzos de los científicos, y como quien no quiere la cosa, ostentan el cargo de presidentes de los países, vía cambalaches de internet.

Un experto gilipollas se levanta por la mañana, se acicala y se echa gomina porque sabe que la cabeza es un aparcamiento de pelos, y le han dicho que los aparcamientos son negocios muy rentables. Hay quien dice, no sé lo que tiene de cierto, que sacan la cabeza para dormir, igual que la dentadura, y que se levantan descabezados. No creo que sea cierto. Yo creo que eso es un invento de la gente que no los puede ver. En realidad son buenos chicos, quizás un poco inmaduros, necesitados de varias hornadas y mucha playa para que les dé el sol. Como dice mi cuñado, están sin rematar. La verdad es que puede que sólo sean funcionarios. Los hay también en otras muchas profesiones porque es un trabajo fácil y un título al que se llega sin pensar.Hasta los hay con oposición. Y ya no digamos en el mundo de la vanidad.

Hay gilipollas por vocación, por absorción, por osmosis, por exposición a rayos uva, por invasión de meteoritos, por inercia… y por méritos propios. También los hay por herencia- es muy común que los hijos salgan a los padres- por voluntad propia, por comodidad, por vagancia, por mala crianza o porque es la ilusión de su vida.

Si no conoces a un gilipollas, tienes un problema de socialización. Lo puedes encontraren infinidad de sitios, desde una oficina pública o privada hasta en un campo de fútbol. Son fácilmente reconocibles: si te ponen pega para las gestiones que vas a realizar, ahí hay uno. Si vas al fútbol, y ves que alguien está insultando, ahí hay otro; si te dan un desplante porque no les luces, ahí tienes a otro…No te preocupes si tienes la suerte de esquivarlos. Siempre vendrá alguien alguno a decirte: Estoy aquí, estoy aquí y soy gilipollas integral como las galletas.

Ser gilipollas es también el pan nuestro de cada día…y algunos los somos. Lo mío es de vocación. Resulta evidente.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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