Estando en Avilés después de la presentación de mi último libro estuve tapeando con

dos compatriotas y una bella amazona. Estabamos alegres y corrían un par de botellas de Rioja. La desenfadada charla derivó hacia una conversación de hombres casposos. Los gatillazos de estos caballeros se convirtieron en historias de cazadores y pescadores. Conquistas sin fin. Una impotencia manifiesta y salió el tema de las armas y rodaron cabezas de asaltantes callejeros o ladrones que amenazan nuestras casas. Estos personajes con marchamo de cobardía y balandroneo se regodearon en la autodefensa. Volaron las balas simbólicas.
A todas estas el amigo Abascal la arma. Convierte a todos estos matones tabernarios en sheriffs del Lejano Oeste. No se trata de revalorizar la hombría, la sana virilidad de los machos, sino de enlodar los peores instintos que todos llevamos dentro, nuestros héroes de café, envalentonar a los perdona vidas, a los violadores de salón, a los impresentables que como decía Don Juan a Don Luis "los muertos que vos matais gozan de buena salud".
Yo soy un provocador nato me gusta sacar a relucir los vicios propios y ajenos y me complazco en preguntar a los ultra cincuentones si utilizan la famosa viagra en sus historias vergonzantes amatorias. Todos niegan. No necesitan ningún estimulo. Nunca han tenido problemas. Desmienten las estadísticas del gatillazo ibérico. A todos estos patéticos personajillos la propuesta de Santi de poseer armas les llena de satisfaccion. Su debilidad sexual e impotencia emocional se sublima con las pistolas.

Estoy con las del ocho de marzo cuando denuncian a este tipo de machismo viejuno. Vox se equivoca, la arma exaltando la violencia. En un país tan seguro como el nuestro no se necesita la autodefensa, el peligro que crearía una ciudadanos armada supera a casos puntuales en que se necesitaría defenderse.
Termina esta lamentable velada de balodronadas y deseos no satisfechos. Salimos al bonito casco antiguo de Avilés hay una calma absoluta. El reloj da las doce de la noche y se respira ya la primavera. Los ánimos se apaciguan. Estamos exhaustos de contar mentiras y solo nos faltaba estar armados para ir en caza de vagabundos, emigrantes y gitanos. Lamentable. Señor Abascal no nos convierta en monstruos.
Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com