La llegada de la primavera y las buenas perspectivas electorales hacían que aquella mañana el Divino se sintiera feliz y veía que su teoría de las venganzas estaba surtiendo
efecto.
Vengarse de sus enemigos que quisieron y lograron defenestrarlo del liderazgo de su partido y su triunfal vuelta para un ajuste de cuentas en las candidaturas elecctorales. Ojo por ojo. Diente por diente.
Vengarse de los vencedores de la guerra civil española atribuyendo a las derechas el papel de franquistas y reescribir la historia recordando hasta la saciedad la figura de Franco hasta convertirlo en un mito viviente y suscitando e impulsando a una extrema derecha que languidecia.
Vengarse de la transición que supuso la reconciliación de los españoles falseando el testamento de Manuel Azaña y utilizando a los exiliados a los que la transición había restablecido en su honor y volver a las dos Españas fratricidas.
Vengarse de las tradiciones españolas más entrañables en nombre de un culto al ecologismo urbano, que amenaza con poner en peligro miles de puestos de trabajo.
Vengarse de los hombres halagando a las mujeres a quienes utiliza como marjorettes en su gobierno y enfrentadolas violentamente contra el machismo y alabando el poliamor.
Vengarse del sentido común y tratar de inventarse una Tercera Republica.
Apretó el paso seguido por su fiel Turca, contra ti pensó no necesito vengarme. Mi Divinato que se funda en la crispación y el enfrentamiento no tiene cuentas pendientes contigo mi fiel perrita. Contigo solo tengo amor y después de tan nobles pensamientos y feliz de poder perpetrar tal sarta de venganzas, impasible el además siguió feliz y dichoso su paseo alegre entre encinas castellanas.
Joaquin Antuña - joaquinant@hotmail.com
