En Rumanía, Bulgaria, Moldavia y Macedonia del Norte se festeja el primero de marzo el Martisor la llegada anticipada de la primavera. El martisor, diminutivo de marzo en rumano, es un símbolo tradicional de Rumanía utilizado para celebrar la llegada de la primavera con su frescura y su alegría, así como la victoria del bien sobre el mal, recogida por las tradiciones ancestrales de la región.
Por un lado y el Martisor simboliza la identidad de la persona que lo ha confeccionado y lo regala por otro lado, se ajusta a la personalidad de quien lo va a llevar. El trabajo de la persona que trenza los hilos y su personalidad se unen a ese pequeño fragmento textil y el hilo trenzado se convierte en el vehículo de su identidad.
Desde 2017, las prácticas culturales vinculadas al primero de marzo en Rumania, Bulgaria, República de Moldova y Macedonia del Norte están inscritas el la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Según la tradición popular, el hilo trenzado protege contra adversidades como el mal tiempo y augura a personas, grupos de y comunidades una feliz transición del invierno a la primavera en buen estado de salud.
Reproduzco el programa con la técnica de elaboración de tesis que con garbo copian de aquí y de allí, pero queridos lectores el Martisor de nuestros amigos rumanos, campeones en adaptarse a España y aprender nuestra lengua que manejan de forma magistral. Es desconocido entre nosotros, como para ellos lo son la queimada o el escanciado de la sidra, pero son señas de identidad.
Los rumanos tienen la obsesión de hacer regalos, comparable a la cultura campesina que hacía impensable ir al médico, visitar a parientes y amigos sin llevarles un regalo, verdad Georgiana.
La embajada de Rumanía en el Reino de España, como reza su nombre completo, ha organizado en el Teatro del Institut Français en Madrid un concierto de violín y piano "La llegada de la primavera" celebrando la presidencia rumana del Consejo de la UE y el "martisor".
La embajadora de Rumanía Gabriel Dancau, tan elegante como siempre, ha glosado el significado de los lazos trenzados que ornaban el programa de mano el ya explicado martisor y ha afirmado que la Presidencia Rumana perseguía, buscaba la "cohesión". Lo que no es poco añado yo en tiempos del Brexit, de los nacionalismos y los populismos como diría Manuel Valls.
Asistieron las embajadoras de Eslovenia y de Serbia y el embajador de Bélgica entre otras personalidades como Alfonso Ramonet director de protocolo del Arzobispado de Madrid, Sasan el hombre de negocios iraní y muchos compatriotas rumanos.
Este concierto ha sido una delicatessen, pues no es fácil asistir a un concierto de violín acompañado de un piano a cuatro manos. Clara Cernat una volcánica rubia manejó el violín como si se tratara de una jabalina o de un saco de entrenamiento para Cassius
Clay, con un vigor extraordinario. Su esposo Thierry Huillet notable pianista y compositor francés la acompaño con mucho brío junto a la rusa Katia Nemirovtch-Dantchenko.
Me acompañaba la huertanita Cintia Sanz a la que aconsejé que si quisiera dedicarse a concertista hiciera como la rumana Clara y se casara con un músico francés. Como no es este su destino al final del concierto le presenté a las embajadoras para darle ánimos y mostrarle el camino a seguir.
El Centro Cultural Coreano organizaba ese mismo día una exposición fotográfica,pero no me llamó la atención por lo que reseño solo que cerca de Colon se encuentra en la Castellana este coqueto centro cultural que realiza múltiples actividades.
Deseo un maravilloso martisor a todos mis sufridos y encantadores lectores, que la primavera nos sea favorable y los vientos gallegos se lleven por delante a impostores, aventureros y oportunistas dejando la piel de toro en estado de gracia. Gracias Rumanía por permitirme esta metáfora y que el Martisor nos sea propicio.
Joaquin Antuña - joaquinant@hotmail.com
