Es un día precioso de finales de febrero y el Divino se pasea con su perrita Turca por los jardines de La Moncloa. Esta de buen humor. Todavía resuenan en sus oídos los elogios de sus seguidores en el sonrojante acto de presentación de su libro con Carmen Igualdad y sus majorettes en lágrimas de emoción. Le encantan los elogios. Acelera el paso y se recrea en sus pensamientos. Lleva una chuleta que consulta de vez en cuando. Reproduzco su soliloquio imaginario.
Mi campaña ha empezado a toda vela. He pedido a los ciudadanos que miren hacia delante y no vuelvan atrás, no retrocedan en libertades y conquistas sociales. He de consolidar mi Divinato. Soy el hombre víctima de la crisis y de la incomprensión y la traición de mis barones, pero las bases me apoyan y me han llevado en triunfo a La Moncloa.
Para afirmar mi pasión por el futuro estoy obsesionado por las tumbas del pasado reciente. Francisco Franco. Antonio Machado. Manuel Azaña. La Segunda República. La guerra civil. La Memoria histórica. Los fusilados sin tumbas ni honores. Los represaliados del campo de refugiados francés de Arlès. Mi construcción del futuro consiste en remover el pasado. Enfrentar a los españoles con su pasado. Resucitar las viejas heridas. En vez de reconciliación como recomendó Azaña en la Vigilia de Benicarló atizar el odio. Nada de paz y piedad y perdón, revancha, enfrentamiento y odio. Mi genialidad consiste en llamar progreso a esta regresión histórica, que en vez de paz y amor nos aboca de nuevo al enfrentamiento de las dos Españas. Todo vale.
Soy genial y además muy guapo.A mi rencor lo llamo memoria histórica. Tengo que resucitar a Franco sacándole de la tumba y dar fuerza a la extrema derecha para yo estar en el centro y pretender ser el Divino moderado, el hombre del centro frente a populistas, pero mi truco y mi talón de aquiles, espero que no se den cuenta y que mi
piel de cordero lo oculte todo es mi profunda unión con los indepes y con todas las fuerzas del caos, ellos me necesitan para encender las piras del separatismo y la intolerancia. Sin mi la Tercera Republica se me antoja imposible. Tomemos la Bastilla. Demos fuerza a un 14 de julio de Plurilandia. Enfundemos los chalecos divinistas.
La España que quiero es Plurilandia es la afirmación del viejo anarquismo español y del cantonalismo. Las mujeres del ocho de marzo están conmigo los valores familiares se han debilitado y los ideales colectivos se limitan a llevar una vida grata y hacer de su capa un sayo.
Mis rivales se envuelven en estériles trapos que ellos llaman banderas. La España de la desigualdad. Mi Plurilandia tiene que eliminar los privilegios, sin tocar a mis paniaguados y subvencionados. La economía se resentirá y aumentará el paro, pero yo seguiré en el poder y en vez de bailar salsa como Maduro iré a la cancha de Estudiantes con Pepu y haré mi concurso de mates.
Mi Divinato avanzará en medio de la represión pero mi gloria seguirá aumentando,pero soy pacifista y no quemaré Madrid para celebrar mis éxitos ecológicos y el derrumbe de la industria del automóvil. No soy Nerón. Soy el Divino Pedro.
Su perrita caracolea a su lado, le despierta de su ensoñación y con los hombros cargados sigue sus paseos por los jardines de su Palacio. No me moverán. Con Irene e Iván la victoria es mía. El arte de dar gato por liebre. El retablo de Maese Pedro.
Turca se pone patas arriba, se tumba para recibir las caricias de su amito y mueve el rabito. El Divino exclama "Turca tu me comprendes", y sonríe feliz.
Joaquín Antuña -joaquinant@hotmail.com
