Una de las preguntas que no se molestó en contestar el Divino Pedro en su rueda de prensa fue la relativa a la coincidencia de la campaña electoral con la Semana Santa, ya que comienza el viernes de dolores.
Una explicación sería la indiferencia total rayana en la hostilidad del Divino en materia religiosa y su laicismo radical, que comparte con otros lideres políticos.
Sin embargo entrando siempre con mucho afecto con esta figura singular de la política, con su pasión desmedida por el poder y por la creencia de considerarse un hombre del destino, un salvador de un país que avanza como le gusta proclamar enfaticamente a este aventurero con ribetes de la mejor picaresca hispánica.
Es imposible alejarse del imaginario cristiano en los países latinos sea como ferviente cristiano o como feroz anticlerical. Por ello estoy convencido que nuestro querido Divino en sus ensoñaciones nocturnas se ve como un mártir clavado en la cruz hostigado por las tres derechas y enviado al calvario por un Herodes-Torra y sus indepes.
Siente los latigazos y se le clavan las espinas de su corona, su presidencia de la Tercera República, sufre la pesada cruz en su Vía Crucis con su cirineo con coletas, a pesar de su baja paternal, es clavado en la cruz por Felipe y el Guerra, coreado de insultos por los chicos feroces de Vox.
Sus santas mujeres, sus chicas del ocho de marzo,lo consuelan en su agonía, la ecología catastrofista de Teresa Ribera se desata en el momento de su muerte. Todos sus paniaguados lo llevan a su sepulcro compungidos.
Pero al tercer día, su día 28 de abril, resucita y sube a los cielos, su ansiada Moncloa. Interpreta en sueños su Quo Vadis Domine, se aparece a su Carmen Igualdad con sus majorettes y su astronauta.
Es su Manuel de Resistencia de su chica de la Marca España. No hará falta retirarse a Pozuelo les deux Eglises, como su compadre de grandeza De Gaulle.
Esta Semana Santa del Divino Pedro inspirado por su ninfa Egeria, su Ivan el del marketing, le ilusiona en secreto, sin atreverse a decírselo a nadie, pero profundamente convencido que este parábola se ajusta como anillo al dedo a su egolatría del Divinato y de considerarse un hombre del destino.
Para sus seguidores que son muchos se trataría de reeditar un domingo de Gloria, la resurrección del Divino Pedro. A sus opositores que son legión seria hacerles la Pascua.
Semana de Pasión para el Divino en su corte de los milagros.
Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
