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Los riesgos de la libertad

miércoles, 09 de enero de 2019
El riesgo de un “ganador que arrambla con todo”, de un todo o nada en la crisis política en Venezuela alarma a los politólogos Francisco Rodríguez y a nuestro querido Jeffrey Sachs, el intrépido Profesor de la Columbia University de Nueva York. Para ellos es la hora de buscar una transición negociada. Ambos son economistas y expertos en América Latina.
Los riesgos de la libertad
Durante las últimas dos semanas, Estados Unidos, con el apoyo de varios países de América Latina, ha reconocido al gobierno de Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, al cual le han dado el control sobre los ingresos petroleros del país. Al hacerlo, han entrado en un peligroso “juego de la gallina” [que es una teoría de las relaciones internacionales en el que no cambias tus posiciones hasta que el contrario no lo haga,me dice mi estudiante en prácticas Cintia que ha traducido el artículo] con los militares venezolanos: Todo un intrincado dilema abandonar al presidente Nicolás Maduro o enfrentarse a la devastación de la economía venezolana. El mensaje es crudo: cambiar de régimen o morir de hambre.

Los Estados Unidos están actuando con la valentía y su optimismo típico, asumiendo que todo terminará pronto: el señor Maduro se irá, se levantarán las sanciones y Venezuela y los Estados Unidos se beneficiarán de ello. El señor Maduro es ampliamente despreciado dentro y fuera de Venezuela, por lo que muchos países se están alineando con la táctica de la administración Trump.

El último ha sido el Divino Pedro quien después de un escueto ultimátum a Maduro, quien le réplica airado que es un insolente y que es él quien debe dar ejemplo y convocar elecciones, ya que no le ha elegido nadie.‎ Sería estupendo que Sánchez se decidiera y abriera el apetito a Maduro. Divino decídete. Haz caso a tu mago Merlín de cabecera y créete sus encuestas. Arriésgate y si pierdes ganarán los sufridos españoles.

Sin embargo, los riesgos de este enfoque volvemos a Venezuela son extraordinarios. El gobierno de los Estados Unidos está haciendo varias suposiciones: que el ejército está a punto de cambiar de bando; que lo harán de manera disciplinada; que el señor Maduro carece de apoyo popular; que los aliados extranjeros de Venezuela, especialmente China, Cuba y Rusia, carecen del interés, la voluntad y los medios para apoyar a su aliado; y que lo pasado "pasado está'' después de un rápido cambio de régimen.

Estas suposiciones pueden resultar correctas, pero fácilmente podrían ser incorrectas. Los militares venezolanos podrían demostrar ser duros partidarios de Maduro, o separarse en fuerzas pro-Maduro y anti-Maduro. Las fuerzas populares chavistas podrían unirse detrás del liderazgo del chavismo, a pesar del hambre generalizado y la hiperinflación. La violencia civil podría estallar. Los aliados extranjeros del señor Maduro podrían encontrar los medios para defender sus propios intereses, como el caso, del petróleo de Venezuela, apoyándolo o retrasando un cambio de régimen.

El historial de Estados Unidos de fomentar cambios de régimen es muy lamentable. En Afganistán están negociando un acuerdo de paz con los talibanes después de 18 años en los que han liderado una guerra para derrotar a los talibanes. Las intervenciones en Irak, Siria y Libia también han llevado a una lucha continua. Por tanto, no hay garantía alguna de que Venezuela sea diferente.

La espiral de violencia y de caos podría comenzar de manera inminente. Al apoderarse de la única vía de Venezuela para obtener suministros de alimentos y equipos para los yacimientos petrolíferos, Estados Unidos estaba encendiendo la llama.

Según las propias estimaciones de la administración Trump, las sanciones le costarán a la economía venezolana unos 11 millones de dólares de ingresos perdidos en el próximo año, lo que equivale al 94% de lo que el país gastó el año pasado en importaciones de bienes. Es probable que el resultado sea una catástrofe económica y humanitaria de una dimensión nunca vista en nuestro hemisferio.

Por ello, recomendamos encarecidamente un enfoque alternativo, basado en la búsqueda de una transición de poder pacífica y negociada, en lugar de un jugador vencedor de todo como en el “juego de la gallina”. Partimos de la proposición de que el pueblo de Venezuela no debe ser víctima de una lucha de poder entre el señor Maduro y la oposición, ni entre los partidarios externos de las dos partes.

Por mucho que los enemigos del señor Maduro odien admitir, y de hecho encuentren repulsivo, el chavismo todavía tiene cierto peso político en la sociedad y entre los militares. Por tanto, se recomienda una solución de compromiso en lugar de una lucha hasta el final. Uno de nosotros recientemente escribió sobre un caso histórico clave, Polonia en 1989, donde dos enemigos acérrimos, el régimen comunista existente y el movimiento de Solidaridad, acordaron cohabitar en el gobierno durante un período de transición de dos años hasta las futuras elecciones presidenciales. Los líderes, tanto del gobierno como de la oposición en Venezuela, han expresado interés en las negociaciones, sin embargo los aliados externos están alentado a cada lado a superar el conflicto sin realizar compromisos.

Nada de lo anterior está destinado a excusar o negar la mala gestión del país por parte del gobierno de Nicolás Maduro, ni con ello, la evidencia real de violaciones múltiples y sistemáticas de los derechos humanos por parte de sus fuerzas. Sin embargo, no tenemos que permitir que la indignación justificable de estos abusos, nos lleve ciegamente a un conflicto prolongado que solo podría aumentar el sufrimiento de los venezolanos. Lo que necesitamos es comprender que la negociación y el compromiso son elementos claves para una solución pacífica.

Instamos a todos los lados de la batalla política a encontrar un terreno común para evitar un derramamiento de sangre, el hambre, más millones de refugiados o soluciones políticas dictadas por fuerzas externas. Creemos que el mundo, y especialmente los países vecinos, deberían escuchar a la población venezolana. Los Estados Unidos tarde o temprano podrían ponerse en camino en la lucha “del ganador que vence con todo”, pero por supuesto con el riesgo grave del sufrimiento extremo de millones de venezolanos, mucho más allá del sufrimiento hasta la fecha.

Como primer paso, recomendamos que el chavismo y las fuerzas de la oposición se unan para insistir en que las ganancias de la petrolera estatal “Petróleos de Venezuela” se pongan a disposición inmediata del pueblo venezolano para dos usos urgentes: alimentos y medicinas, y equipos y mantenimiento para los yacimientos petroleros, para evitar el colapso de la economía venezolana.

El uso de estos fondos debe ser guiado por un comité conjunto del gobierno y la Asamblea Nacional, con el apoyo de las Naciones Unidas. El señor Guaidó, quien recibió las ganancias petroleras de Venezuela por la decisión de los Estados Unidos, debería sugerir inmediatamente la solución de este conflicto, en interés de la supervivencia nacional y la paz.

En segundo lugar, ambas partes deben acordar un gobierno interino de expertos para ayudar a poner fin a la hiperinflación y el colapso económico de Venezuela. Este gobierno interino debe tener un mandato limitado para la estabilización y recuperación económica, y llevar a la nación a nuevas elecciones dentro de uno o dos años. Los líderes del gobierno actual, incluido posiblemente el señor Maduro, jugarían un papel limitado y predeterminado en el gobierno interino, por ejemplo, conservando el control de la defensa nacional, pero sus poderes serían limitados y no incluirían la economía y la reforma del sistema electoral.

El acuerdo también debería incluir el nombramiento de unas nuevas autoridades electorales independientes, que se encargarían de reconstruir las instituciones electorales del país para hacer posible una elección libre y justa. La comunidad internacional, respaldada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, debe apoyar tales esfuerzos de estabilización y aceptar que las elecciones se realizarán solo después del final de la hiperinflación y la reforma de las instituciones electorales, cuando las condiciones sociales y políticas sean adecuadas.

En tercer lugar, el gobierno de transición y el marco para las futuras elecciones deben basarse en el respeto por la separación de poderes y la independencia del poder judicial, y la protección de los derechos humanos. Los países vecinos de Venezuela, por encima de todo, deberían promover la negociación y el compromiso en lugar de políticas “en donde el ganador se lleva todo”. La recuperación, la salvación y la paz de Venezuela son las necesidades más urgentes de la nación y de la región.

Dos enérgicos politólogos nos previenen de los riesgos de la libertad.Los riesgos de la tiranía ya los conocemos. Las espadas están en todo lo alto.

Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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