El incidente provocado por un joven español en Miami con pelea con la policia, trifulca con otros espectadores y detención con cargos, que le pueden suponer hasta diez años de condena es sintomático de la impunidad y falta de autoridad, desprecio de las leyes y
barra libre para los violentos. Se pueden destruir taxis, romper escaparates, destrozar mobiliario urbano, atacar a la policía, organizar piquetes incendiarios y no pasa nada.
Hace unos años unos turistas españoles se permitieron quemar unas banderas de Letonia y fueron detenidos y encarcelados. Era una alegre gamberrada, que en España es gratuita, en Cataluña se pueden quemar retratos del Rey, que es el jefe del Estado, sin que ocurra nada.
Unos simpáticos estudiantes o unas mujeres libertarias pueden desnudarse e insultar a la religión y a los símbolos sagrados sin que pase nada.
Cuando hay una reacción tipo Miami o Riga se arma la de Dios es Cristo. Me refiero a Alsasua donde la detención por el ataque a unos guardias civiles y posterior condena han sido repudiado por las autoridades navarras, ya que la impunidad se ha inscrito en las mentes de los violentos.
La falta de respeto y el desprecio de las leyes ha pasado a ser algo natural un nuevo derecho ciudadano a la violencia y devastación gratuita. Se puede interrumpir la circulación de trenes, de vehículos y causar molestias públicas con total impunidad.
Esta barra libre, para los energúmenos que reina en nuestro país y se ha convertido en algo normal, cuando los mismos hechos en otros países donde existen leyes se reprimen, como si fueran actos gratuitos, es algo intolerable.
Esta impunidad en política se manifiesta en espectáculos deportivos en que se silba el himno nacional o se pisotean las leyes de convivencia se toman por alegres actos de gamberrismo, que no merecen ninguna reacción pública, se ha instalado un simpático espíritu anarquista. Todo vale, la ley es un papel mojado. Los actos vandálicos forman parte del derecho de expresión, defensa de derechos civiles, que empiezan por entronizar la violencia y convertir la violación de las leyes en algo cotidiano.
Creo que Miami, Riga y Alsasua deben abrirnos los ojos, vivimos en un régimen de permanente impunidad, de radicalismo,de extremismo gratuito, somos el país más libertario de Europa.
Lo que es habitual en nuestra feliz y confiada Plurilandia no lo es en países donde los ciudadanos tienen que respetar las leyes, como algo normal, así que nuestros simpáticos violentos deben tener cuidado cuando se desplacen a otros países, tentarse la ropa y comprender que la violencia, el desprecio a los símbolos y a las tradiciones debe respetarse y no saltárselo a la torera.
La barra libre para violentos debe ser la excepción no la regla. El que la hace la paga.No se trata de ojo por ojo. Es respetar las leyes y la Constitución. Es salvaguardar la convivencia ciudadana. Respetar la ley.
Joaquín Antuña-joaquinant@hotmail.com
