Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Prestigio

viernes, 01 de febrero de 2019
Cuando analizamos el comportamiento de una persona o una colectividad con frecuencia usamos la palabra prestigio para referirnos a una persona o a una colectividad y así vemos como un científico, por ejemplo, merece nuestra consideración y respeto; sin embargo, cuando hablamos de una colectividad hemos de considerar a cada uno de sus miembros como individuos y no juzgar a todos por el mismo rasero.

Estoy pensando en el guardia civil de la Manada, por ejemplo. El prestigio de un guardia civil no se logra visitando con frecuencia los bares y aceptando las invitaciones, se adquiere desarrollando la labor que fuese precisa y cumpliendo estrictamente las labores encomendadas. El prestigio de un maestro no se adquiere aprobando a todos los alumnos y dejándolos jugar todo el día, sino trabajando, reciclándose y cuidando a los niños como si fuesen propios. Y en esto es muy importante saber cada cual su función, las obligaciones que cada cual adquiere y las recompensas que dicha actividad conlleva.

Viene todo esto a colación porque con frecuencia encuentro a muchas personas que forman parte de colectivos prestigiosos y, sin embargo, dejan mucho que desear en sus comportamientos. ¿Cómo es posible que todos los días un médico aparque en reservado para inválidos? Cómo es posible que un municipal ande de ronda de vinos por los bares con el coche patrulla? ¿Cómo es posible que un maestro falte tanto a clase y nadie toma medidas serias? Vivimos en una sociedad que paga impuestos –al menos la mayoría- y que requiere que las cosas funcionen por el bien común.

No podemos permitir por más tiempo que, ya empresas ya personas físicas, defrauden con tanta impunidad. Llámense como sea. Y aquí son necesarias las inspecciones. Porque hay asuntos internos, inspectores médicos o escolares… y no podemos dejar ir de rositas a alcaldes que están en la mente de todos que prevaricaron. ¿ a dónde camina una sociedad que permite tantas anomalías? ¿Qué ejemplo se les deja a la nuevas generaciones?

Y aquí les cuento una anécdota personal y bastante clara: En mis últimos años laborables, en el colegio donde daba clases, en octubre comenzaron las obras de reformas -durante el verano el cole vacío- y entre lo que todo lo que suponen las obras ( Escombros, polvo…) usaban taladradoras muy ruidosas que me impedían explicar y mantener la mínima atención...Pues bien, protesté ante todas las instancias posibles hasta que el prestigioso inspector-tuve suerte- me dio la razón( de mis compañeros ninguno se “mojó” porque cada uno tiene su sentido de la dignidad) y mandó cerrar el colegio hasta que se arreglase. Orden del Director provincial de Madrid (político): reabran el colegio. Mi estrés me supuso más de un mes de baja. Y al Sr. Inspector supongo que también le caería lo suyo.

Así funciona el País, pero me temo que no tenga arreglo: todos los políticos que me parecen coherentes con sus esfuerzos, sean del partido que sean, acaban dimitiendo. Ergo: nos quedan trepas, gofos, vividores… y quizás alguno que no sabe lo que lleva su carro.

Y si no me creen, vean solamente las fotos de Fitur.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES