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Mi primer artículo para este 19 del 21

miércoles, 02 de enero de 2019
Mis nietos, Blanca y Nacho, pertenecen al siglo XXI. Para ellos el XX será algún que otro capítulo en una novela o mejor entre las páginas de trabajos historicistas. Pero por ahora son felices. Están disfrutando por Dineylandia en París. Y es que comparto con mis hijos la necesidad que tenemos de estimular la imaginación de los niños, huir de esas alienantes máquinas que para más inri, necesitan a explotadores sin escrúpulos que obtengan minerales en el "invisible" continente de África. Si, de ese lugar inmenso que lanza pateras con gentes desesperadas tratando de ganar las costas al sur de Europa.

Una Europa en el borde del fracaso. Con sus capitales cercadas por el terrorismo islámico. La nueva expresión para esa confrontación cabalgando con los otros jinetes del Apocalipsis de San Juan. Una Europa alejada del humanismo y perversamente volcada en el capitalismo global y mercader. Una Europa de la que saldrá el Reino Unido, lo que puede obligar a que mis nietos, para acudir a la imperial Londres, tengan que hacer uso del pasaporte. Una Europa preocupada por lo que egoístas autores para dicterios, ponen en estado de alerta ante los "populismos".

Pero, ¿qué son los populismos y quién los ha creado?. Precisamente ellos, los muy ricos y ausentes del pueblo. Una vez más, los parias constituyen legiones de proscritos que piden pan, dignidad y trabajo. No se conforman con las migajas de las mesas solemnes y circunspectas de quienes juegan a su antojo con el mando a distancia para los gobiernos que los más ilusos todavía se creen representan a la democracia.

En la primavera, mis nietos seguirán siendo niños. No podrán participar en unas elecciones sobre las que ya nos están advirtiendo. Pueden ser manipuladas por Rusia, China o como de costumbre por la CIA. Hay santo temor por el "descontrol". ¿Qué descontrol?. Todo aquello que no pueda ser dominado por los mandarines de turno. Los que cuando se equivocan provocan la crisis, que pagamos las clases populares.

Mira por dónde en la escuela de la vida llegamos a la encrucijada. Popular y populismo, proceden del mismo núcleo. Otra cuestión bien distinta es su causalidad y sus consecuencias.

Como en el siglo XX, la gota derrama el vaso. Los silentes se hartan de estar hartos esperando que alguien cumpla la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Y así, en estos días hemos asistido a las soflamas de los sucesores de Nostradamus. El nuevo año llega cargado con desafíos. Para los románticos, vivir siempre ha sido un desafío. Para los ecologistas, disfrutar y sostener el medio ambiente, contra los depredadores, una revolución constante. Para los que hemos visto sustituir a la Iglesia, con sede multinacional en el Estado Vaticano, por la marioneta del estropajo en la cabeza, o por los funcionarios de negro al servicio del FMI, todo sigue igual, pero puede ponerse peor, en la gestión del miedo.

La filosofía ya no ordena el pensamiento. Ni está, ni se le espera. Ahora los predicadores nos embaucan con la teoría de lo esencial. Un término tan abstracto que lo abarca todo o nada, depende de quien acuda a tal lugar con sus demandas o creencias.

Resumo. Tengo ganas para que mis nietos aprendan que no hay revolución más hermosa que la de siempre. La que empezó con el Nacimiento de Jesús. Cambiar el mundo, para que todos los seres humanos podamos disfrutar de un pequeño rincón de paz, salud y libertad.
Mosquera Mata, Pablo A.
Mosquera Mata, Pablo A.


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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