Francisco el Papa de los humildes, de los perseguidos y de los pobres del mundo hizo un vibrante llamamiento, llamado en Argentina a la fraternidad, palabra y concepto que
repitió en varias ocasiones durante su mensaje de Navidad.
Este Papa que viene del Sur del mundo y que está muy influido por el justicialismo argentino emplea palabras que en Estados Unidos se consideran sospechosas como solidaridad y fraternidad, por tener un sabor masónico revolucionario. Tiene una visión del mundo anticolonialista de pueblos explotados y es también anticapitalista. No es un Che Guevara en el Vaticano, pero conserva latente la queja, la salmodia peronista.
Pronuncia sus discursos de gran párroco universal en italiano y a diferencia de Papas anteriores no habla en otros idiomas como hacían Juan Pablo II y Benedicto XVI, incluso Papa Luciani, Juan Pablo I, a quien se parece mucho empleaba junto al italiano el francés.
Es un Papa párroco, en lo que difiere del voluntarismo militante del Papa polaco y de la gran teología del alemán. Sus alocuciones, sus mensajes orbi et orbe, son muy simples, muy directos, muy sencillos. Si no entiendes italiano y estas viendo al Santo Padre en la majestuosa Plaza de San Pedro te quedas a epístolas, sin saber que dice el Papa Bergoglio.
Francisco hace muchos viajes, pero se olvida de Argentina y de España y prefiere ir a Emiratos Árabes y a Marruecos, en este mensaje de Navidad alude al conflicto palestino, a Sudán, a Yemen, a Venezuela y a Nicaragua. Deteniéndose en la península coreana y en la vuelta a Siria de los refugiados.
Este Papa que defiende a los cristianos perseguidos a su juicio como en los tiempos
romanos, se acuerda de las minorías que tienen muy difícil festejar la Navidad, es su voz, su quejido, su lamento, su buen pastor.
Fraternidad nos aconseja Francisco. Amistad, amor y familia. En el escaparate solemne del portal de Belén como ejemplo para el mundo, un entrañable mensaje de Navidad. Nos desea Buon Natale y no felicita en otros idiomas. Es el Papa del San Lorenzo Almagro. Habra seguido desde su modesto alojamiento en Santa Marta la final de la Copa Libertadores, no sabemos si le iba a River o a Boca, de lo que estamos seguros es que en Madrid reinó la fraternidad.
Joaquín Antuña-joaquinant@hotmail.com