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La cooperación internacional en el punto de mira

miércoles, 26 de diciembre de 2018
Mientras en España nuestro querido Divino Pedro se va felizmente de vacaciones después de ocuparse de su pequeño circo del sol nuestro profesor de Boston Jeffrey La cooperación internacional en el punto de miraSachs se ocupa y se preocupa por los problemas mundiales.

La cooperación internacional esta en el ojo de mira y examina los presupuestos de la Unión Europea y el de Estados Unidos. El veredicto es rotundo hay grandes aspiraciones, discursos rimbombantes pero los presupuestos para Cooperación son ridículamente escasos. Un uno por ciento en la UE, que no basta claramente para impulsar el desarrollo de los países y poblaciones pobres y además el populismo imperante en muchos países como Italia con sus crecientes demandas internas y brotes de xenofobia‎ no ven con buenos ojos aumentar los recursos.

Es una miopía que puede conducir a una ceguera permanente. Si no se aborda seriamente la financiación de la cooperación internacional estamos abocados a una creciente desigualdad, a un mundo a dos velocidades.

En esta óptica miserable y egoísta aumentan los recursos destinados a la seguridad nacional que alimentan la industria armamentística dentro de una lógica del miedo de quienes tienen sus necesidades cubiertas y ven el planeta ‎como si fuera Monopoly.

Sachs argumenta que para combatir el cambio climático, confrontarse con los crecientes movimientos migratorios y con otras amenazas para la paz y la estabilidad mundial hace falta aplicar un sistema de fiscalidad y de impuestos para fines mundiales y no tan sólo estrictamente nacionales.

Hoy en día es inadecuada la provisión de recursos para bienes y servicios públicos tanto a nivel regional como mundial. Por esta razón el sistema de las Naciones Unidas, la Unión Europea y otras organizaciones multilaterales se encuentran con grandes dificultades para abordar sus objetivos porque sus presupuestos son inadecuados para afrontar sus responsabilidades.

Los gobiernos son indispensables pues las necesidades de educación, sanidad y de infraestructuras no las cubren las organizaciones privadas que se guían por el ánimo de lucro. Además los gobiernos tienen una finalidad distributiva poniendo impuestos a los ricos para transferir los ingresos a los pobres.

Para cubrir los servicios, las inversiones públicas y las transferencias de riqueza de los ricos a los pobres los gobiernos graban del 25 al 50 por ciento de los ingresos nacionales, pero destinan para la cooperación internacional tan sólo un uno por ciento.

La situación es peor y es sombría a escala internacional. El presupuesto regular de Naciones Unidas asciende a dos mil setecientos millones de dólares, lo que representa el 0,003 por ciento de la renta total del mundo. Si a esto añadimos otros 50.000 millones para operaciones de paz y ayuda humanitaria ascendemos a tan sólo el 0,06 de la renta mundial, una pequeña parte de lo que mundo realmente necesita. Por lo tanto ponerse de acuerdo en cumplir los ODS, los objetivos de desarrollo sostenible y los acuerdos de París sobre el clima es música celestial.

Los Estados Unidos critican a las Naciones Unidas por caras y derrochadoras y tratan de escatimar sus recursos, la contribución estadounidense asciende a 600 millones de dólares lo que representa un 22 por ciento de su presupuesto anual. A lo que hay que añadir un total de diez mil millones lo que equivale a 30 dólares por habitante.

Respecto a la cooperación al desarrollo los países desarrollados que se han comprometido en llegar a un 0,7 por ciento llegan tan sólo al 0,31 lo que impide el cumplimiento de las metas de los ODS, los objetivos de desarrollo sostenible, una agenda para la dignidad del mundo. En un planeta de abundancia subsiste una extrema pobreza. Lo que va contra el sentido común como proclamaba Aurelio Peccei el fundador del club de Roma.

La conclusión del catedrático de la Universidad de Colombia es que son necesarios crear nuevos impuestos globales sobre las multinacionales, las cuentas en paraísos fiscales, las transacciones financieras, sobre el patrimonio de los multimillonarios y la contaminación.

Para ello no lo dice Sachs sería preciso unas Naciones Unidas con capacidad ejecutiva y que los ciudadanos de los países ricos entendieran ‎que se hace en su propio beneficio. Un mundo mejor nos conviene a todos. No seamos ciegos. Menos gastos en seguridad y más en desarrollo. Pablo VI decía que el desarrollo es el nuevo nombre de la paz.

Feliz Navidad a todos

Joaquín antuña -joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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