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Rehabiliten la Constitución

sábado, 22 de diciembre de 2018
Los ciudadanos deben exigir un gran debate que pueda conducir a una reforma constitucional que impida la rápida libertad de personas como Bernardo Montoya, de 50 años, asesino de una anciana en 1995, pluridelincuente violento, y ahora asesino confeso de la dibujante y profesora de arte de 26 años Laura Luelmo, en El Campillo (Huelva).

Porque la Constitución, nacida tras el duro franquismo, creyó que reprimir duramente a los delincuentes recordaría la dictadura y decidió que hasta los peores criminales se reformarían con psicología y reeducación.

Las democracias aplican la cárcel como castigo, prevención y rehabilitación, pero en España se consagran sólo a la rehabilitación de acuerdo al Art 25.2, al que obedecen todas las leyes, y que dice:

“Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados”.

Cuatro décadas después hay muchas rehabilitaciones, pero también numerosos depredadores liberados sin rehabilitar que vuelven matar o a violar, por lo que si no se reforma, el 25.2 hará triunfar a Vox.

Recién destinada al pueblo donde sería asesinada, nada más verlo en la calle temió a su presunto verdugo, ese monstruoso multidelincuente con sólo 15 años de cárcel por asesinar a la anciana; el resto de los años en prisión los pasó por otros delitos.

Poco antes de su muerte Laura había escrito un inocente tuit feminista: “Te enseñan a no ir sola por sitios oscuros en vez de enseñar a los monstruos a no serlo, ese es el problema”.

“En vez de enseñar a los monstruos a no serlo”. Creía ingenuamente, como la Constitución, que se enseña a los monstruos a volverse personas decentes.

Bernardo Montoya siguió siendo un terrible monstruo, un depredador a la caza de una víctima, como tantos otros asesinos falsamente rehabilitados y libres que reinciden tras unos años reeducándose en prisión.

Los ciudadanos deben exigir un gran debate que pueda conducir a una reforma constitucional que impida la rápida libertad de personas como Bernardo Montoya, de 50 años, asesino de una anciana en 1995, pluridelincuente violento, y ahora asesino confeso de la dibujante y profesora de arte de 26 años Laura Luelmo, en El Campillo (Huelva).

Porque la Constitución, nacida tras el duro franquismo, creyó que reprimir duramente a los delincuentes recordaría la dictadura y decidió que hasta los peores criminales se reformarían con psicología y reeducación.

Las democracias aplican la cárcel como castigo, prevención y rehabilitación, pero en España se consagran sólo a la rehabilitación de acuerdo al Art 25.2, al que obedecen todas las leyes, y que dice:

“Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados”.

Cuatro décadas después hay muchas rehabilitaciones, pero también numerosos depredadores liberados sin rehabilitar que vuelven matar o a violar, por lo que si no se reforma, el 25.2 hará triunfar a Vox.

Recién destinada al pueblo donde sería asesinada, nada más verlo en la calle temió a su presunto verdugo, ese monstruoso multidelincuente con sólo 15 años de cárcel por asesinar a la anciana; el resto de los años en prisión los pasó por otros delitos.

Poco antes de su muerte Laura había escrito un inocente tuit feminista: “Te enseñan a no ir sola por sitios oscuros en vez de enseñar a los monstruos a no serlo, ese es el problema”.

“En vez de enseñar a los monstruos a no serlo”. Creía ingenuamente, como la Constitución, que se enseña a los monstruos a volverse personas decentes.

Bernardo Montoya siguió siendo un terrible monstruo, un depredador a la caza de una víctima como tantos otros asesinos falsamente rehabilitados y libres que reinciden tras unos años reeducándose en prisión.

Y ya son muchos monstruos como Montoya desde 1978, por lo que lo que necesita rehabilitarse es este Art. 25.2 ce la Constitución.
Molares do Val, Manuel
Molares do Val, Manuel


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