Carlitos el Tramposo va a lo suyo. Esta recogiendo firmas para rebautizar a Waterloo como Barsilandia apoyado por Guardiola y su familia. Esta bonita iniciativa ha recibido el
entusiasmo de los más agitados de esta tranquila ciudad belga.
Ha encargado a su Consejo de la República de ocuparse de este cambio de denominación para desterrar el recuerdo de la derrota napoleónica y teñirla de blaugrana con himno y todo.
Ensayo general del operativo Barsilandia el día 21 de diciembre. Revestido con un manto napoleónico se asoma a una de las ventanas de su Residencia y arenga a sus consejeros. Barsa, Barsa, Barsa. No ha conseguido reunir a las majorettes de Sánchez, ni a su astronauta como le había prometido el gran Valido cuando le visitó. El Coletas se mostró también entusiasmado por esta ocurrencia de Carlitos el Tramposo.
Los noys del Girona, ya le habían asegurado su presencia al frente de una delegación de Gerona, la que se opuso a Napoleón y defendió la nación española como nos narra Galdós. Ahora en los nuevos tiempos convertidos gozosamente en independentistas
vendrían en tropel a doblar el espinazo ante su nuevo César.
Después de este simulacro de gloriosa ceremonia barsista se reúne con sus consejeros, a los que recomienda tocarse con sus gorros frigios con la escarapela republicana, sus míticas birretinas y a ellas de pubillas recatadas, púdicas y militantes.
Duda entre contar con los mariachis porque no los ve excesivamente catalanes, a pesar de que López Obrador y Francisco le han prometido su apoyo, si abandona su mansión y se traslada a una chabola, eso sí permitiéndole que la embadurnen con los colores del Barsa.
Llama con su móvil patriótico a su lacayo el Iluminado de Blanes. Torra no te hagas, tu duro con Sánchez, atiza a los CDR y arma la marimorena, que se vea que toda Barsilandia quiere la independencia. Tráeme castellers. Los necesito para el día 25 que será en futuro el Día Nacional, en recuerdo de mi gesta.
Soy el hombre del destino. El burgués de la Navata me recomendó disfrazarme de pubilla y montarme en el falcón de Sánchez, que un descerebrado de GD llama el Divino, y llegar por sorpresa a la Lonja en pleno Consejo de Ministros y despojándome de mis faldorios de pubilla mostrarme ante Sánchez y sus majorettes y proclamar urbi et orbe el nuevo nombre de Waterloo, Barsilandia, que anticipara en un futuro próximo la reconversión de la misma Catalunya en Barsilandia.
Sus seguidores mezclados con los comités republicanos cantaran a coro y a voz en grito Els segadors mezclado con Barsa, Barsa, Barsa. Pensando en la fuerza de los símbolos tomaran prestada la estética de los caganers para enaltecer este momento histórico. Carmen Igualdad vestida de faralaes orquestará a sus majorettes y a su astronauta.
Claro es que tendré que convencer a los reyes de Bélgica y a los habitantes de Waterloo de las bondades de Barsilandia. Cosa hecha si hemos sido capaces de falsear la historia y convertir una guerra de Sucesión en una de Secesión en 1714, sera fácil convencer a estos bobalicones de que tienen ante si un nuevo Napoleón, esta vez victorioso.
Visca, visca, visca se desgañitan sus consejeros. Se sintió satisfecho y le dijo a su rumana que le mira embelesada. Vamos al cine a ver el regreso de Mary Poppins. No te olvides de apagar las luces, que los donativos son cada vez más escasos y la electricidad está muy cara.
Con esta estampa de vida doméstica llena de morigeración termina otra disparatada jornada de delirios de Carlitos el Tramposo, que ya se ve en Barsilandia.
Joaquín Antuña-joaquinant@hotmail.com
