Día de la Constitución, 2018

Ayer, en mi País, celebramos el Día de La Constitución y, dada mi experiencia con la Dictadura franquista y en vista del riesgo que se avecina, conviene decir a las generaciones futuras lo que significa un régimen u otro para que libremente puedan posicionarse en la vida y vivir lo mejor posible.

La Dictadura fue un Régimen político implantado por los militares dirigidos por Franco, que se sublevaron contra el régimen de la República que, con sus defectos, era el legítimo, pese a quien pese, y votado por la mayoría de los españoles.

Los que hemos sufrido aquel Régimen sabemos que en nada se parece a éste. Lo primero que os conviene saber, queridos jóvenes, es que España se mantenía dividida como consecuencia de la Guerra incivil y los vencedores usaban su poder, amparados en leyes protectoras de sus privilegios, para beneficiarse ellos y los suyos en detrimento de los vencidos que no podían optar a nada.

Todas las fuerzas de seguridad, por ejemplo, estaban al servicio del Dictador al igual que los tribunales. Cualquier oposición a funcionariado, por ejemplo, o requería un juramento de adhesión al Movimiento o previamente la persona era investigada para saber el grado de adhesión al mismo.

No había posibilidad de huelga y la clase obrera se veía sometida a los caprichos de la patronal. Existían unos sindicatos propiciados por el Estado que eran una tapadera para enchufar a revoltosos. La Iglesia colaboraba en gran medida con el Régimen y el nacional catolicismo contribuía a dar cobertura a un régimen instaurado bajo el terror.

Para que os hagáis una idea de la situación, apenas se pagaba a Hacienda, pero lógicamente el Estado recaudaba el dinero, de una manera confusa- recuerdo que había contribuciones como utilidades que consistían en aportaciones derivadas del volumen de los negocios- suficiente para realizar obras como pueblos de colonización, pantanos…Evidentemente las familias con posibles eran adeptas al Régimen, pues de otra manera se les habría practicado la incautación de sus bienes con cualquier artimaña de aquellas leyes y las clases populares donde abundaban los vencidos malvivían y eso originó la grandes emigraciones no sólo a América, sino a Francia, Alemania o Suiza… Eso es, muy a grosso modo, lo que predican los nostálgicos y una serie de individuos a los que no le gusta la democracia.

Lo segundo que os conviene saber es que para combatir aquel triste panorama político, muchos hemos luchado, cada cual con sus armas, por una Democracia que conlleva regir al País con una Carta Magna o Constitución de la que emanan todas las leyes que nos rigen. En eso consiste la Democracia. En que el País sea dirigido por la voluntad de los ciudadanos vía Parlamento, Senado y demás instituciones. Así cada ciudadano es un votante de cualquier opción política y puede con su voto participar en el juego político.

Evidentemente, las leyes a veces no nos gustan, ni nos gustan muchas cosas que nos toca vivir como la corrupción, la injusticia social o muchas otras. No podemos afirmar que vivamos en una sociedad perfecta, ni siquiera aproximada, pero para cambiar lo que no nos gusta ha de servir nuestra lucha. Jamás hemos de abdicar de nuestras convicciones y por ello conviene estar ojo avizor, ahora que los radicalismos emergen sin pudor alguno, para evitarlos.

Sé que mis pensamientos pueden resultar perogrulladas, pero a mí me gusta avisar a los chavales para que no se dejen manipular por nostálgicos del viejo Régimen o ignorantes vocingleros a los que cualquier cambio –leyes progresistas- les sirve para añorar una dictadura que les proporcionabasu particular bienestar, su afán por repetir las dos Españas… conviene no reírse cuando algún pretendido gracioso chilla: ¡Franco! Y como lo hace con admiración, quizás no sepa que fue un asesino dictador.

Defendamos una convivencia pacífica, respetando las leyes y mejorándolas para un mundo mejor, más justo y solidario y librémonos con nuestra actitud de extremistas nostálgicos.