Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

40 años

jueves, 06 de diciembre de 2018
El 6 de diciembre fue uno de los días más felices de mi vida. España volvía a ser una democracia plena después de los quebrantos de una tremenda guerra civil y una larguísima dictadura.

Había vivido con pasión la transición democrática. Conocí a Joaquín Ruiz-Giménez ‎en 40 añosRoma y me vi en la ejecutiva de Izquierda Democrática ocupando el cardo de secretario de relaciones internacionales y había hecho viajes representando a ID, entre ellos a Moscú donde conocí a la Pasionaria. Más adelante trabé amistad con Rafael Calvo Serer quien me presentó a Don Juan que me apuntó a su equipo con el que participe en mítines en Varsovia, en Roma y en Nápoles junto a Rafael y Don Santiago, como llamábamos los demócratas a Carrillo, así como nos referíamos siempre al General Franco.

Como había estado muchos años en Italia me covertí en el representante de la oposición española y tuve encuentros con Zaccagnini y Moro líderes de la Democracia Cristiano y Berlinguer y Améndola del Partido Comunista, así como con el líder del Partido Republicano Lamalfa, Don Santiago cuando fuimos a verlos me pregunto si eran gente seria. Era la época del compromiso histórico y en Italia se creía que en España se reproducirla este fenómeno del abrazo entre dos ideologías que parecían antagónicas.

Los españoles se volcaron con el Centro Democrático de Adolfo Suárez y con Felipe González y su Partido Socialista Obrero Español. El abrazo de oso entre Gil Robles y Ruiz Giménez fue funesto para nuestra Izquierda Democrática. Don Joaquín fue un gran líder de la transición, pero muy mal estratega, a diferencia de Tierno, que era nuestro partido gemelo. Estuve mitineando en Andalucía, en Zaragoza y Oviedo y Madrid, pero eramos angélicos apoyábamos a todos los partidos, salvo a Alianza Popular, que considerábamos como un Vox de nuestros días.

En España de entonces había muy pocos demócratas y poquísimos militantes salvo los del PC de Ramón Tamames. Los franquistas que deseaban salvar los muebles se pasaron en bloque al Partido Socialista, que por ejemplo en Santander contaban solo con dos hermanos. Los ciudadanos, que ahora si lo eran, con mayor ímpetu democrático concluyeron en la UCD, la Unión de Centro Democrático. En los extremos Alianza Popular y el Partido Comunista, este último machacado por la propaganda franquista y el comunismo de matriz rusa, luego PSOE y UCD absorberán a la sopa de letras de aspirantes a partidos.

Vascos, catalanes y gallegos iban a lo suyo y muchos de ellos eran solo separatistas dispuestos a aliarse con el mismísimo demonio para conseguir sus míticas independencias.

Quedamos en el aire los partidarios de la tercera España, que aunque defraudados en nuestras aspiraciones personales, aplaudíamos a un rey que se durmió franquista y se despertó convencido demócrata, a la iglesia del cardenal Tarancón que renegaba del totalitarismo y abrazaba la democracia y a líderes como Adolfo Suárez y Felipe ‎González todos ellos protagonistas de la Constitución y de la España democrática, de la reconciliación nacional y donde cabían, cabíamos todos.

Joaquin Antuña - joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES