El cambio climático y el nuevo ciclo económico esta trayendo por la calle de la amargura al Divino Pedro. Le ocurre igual que a Zapatero con las energías alternativas, que se entusiasmó al principio y desencadenó un alud de peticionarios de subvenciones y la falta de respuesta económica enterró su iniciativa.
Fe es creer lo que no vimos y acatar los dogmas a pies juntillas. La nueva religión ecológica exige tener la fe del carbonero, nunca mejor dicho, de descarbonizar a marchas forzadas, incluso contra las leyes más elementales del sentido común.
Cuando el Divino, impasible el ademán,arte en el que es maestro, como lo fue Zapatero con su talante, predica que para 2040 tienen que circular solo coches eléctricos, esta obviando la pregunta clave, como se transita de los veinticinco millones de coches
contaminantes a los soñados autos eléctricos. Los expertos dictaminan que para conseguirlo haría falta un recambio de 700.000 vehículos al año y en 2018 las cifras alcanzan solo ocho mil!!!
Estamos en un terreno que conocemos bien los pacifistas, cuando hablamos de reconvertir las industrias de guerra en industrias de paz. Puro voluntarismo. Desempleo. Protestas sociales. Aumento sideral del paro.
El Divino no cree en lo que dice, su oportunismo le impulsa a conseguir réditos electorales inmediatos. Se prepara para las conferencias internacionales sobre el cambio climático y quiere sobresalir y arrastrar a las masas al suicidio ecológico para perpetuarse en el poder.
En sus desplazamientos contamina lo más posible utilizando el Falocon y el helicóptero, pero a sus súbditos,que es como ve a los ciudadanos, nos empuja hacia la bicicleta y el patinete.
Ha sabido tejer una amplia Red de intereses creados, léase estómagos agradecidos, que corean sus lemas y slogans y ya está meditando como practicar la táctica vaticana del Promoveatur ut Renoveatur, ascenderte para quitarte de en medio y ha lanzado el globo sonda de presentar a Borrell a las elecciones europeas, para que no le estorbe en su política catalana y al juez Marchena para apartarlo del juicio del procés.
El Divino no está loco, desea perpetuarse en el poder y deja para los necios, todos nosotros los que no estamos de acuerdo con sus ocurrencias, el papel de comparsas, de sombras sin rostro.
Hay quien cree que está alucinado, respeto esta opinión, pero no la comparto, alucinante desde luego. Es un peligro público.
Joaquín Antuña-joaquinant@hotmail.com
