Italia vive momentos turbulentos debido al mal tiempo que ya ha cosechado once muertos y a la política en que dos partidos populistas se encuentran con la dura realidad de lo cotidiano...
Ante esta situación calamitosa, Italia mira hacía el pasado glorioso de sus grandes artistas. Se habla de Leonardo da Vinci, el genio polifacético. Se recuerda a 25 años de su muerte el genio de Federico Felini. Se entonan cantos de gloria de los tiempos pasados de la Roma imperial y en la tele se estrena una serie sobre los Medici, la gran familia de Florencia.
Nuestra Carmen Igualdad visitó al Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin intentando convencer al ilustre prelado de que no se entierre a Franco en la Almudena lo que sería un boomerang muy doloroso para el Gobierno del Divino Pedro.
Zapatero, cuando tuvo problemas con la iglesia lo arregló con más dinero, pero el estilo de Carmen Igualdad es el de las veladas amenazas sobre temas muy importantes para la iglesia como la enseñanza de religión, los colegios concertados, las propiedades de la iglesia y la fiscalidad, no atreviéndose a hablar de otra desamortización, que tan felices les harían a sus compinches y aliados.
En San Pedro no gustan las amenazas que rebotan contra ese frontón de terciopelo que teje desde siglos la curia romana.
Ronaldo, el portugués de oro se ha convertido en un mito no sólo en el deporte sino también en la crónica rosa. Fue que se fue, del Real Madrid porque el presidente no le quería bastante, le hacía el vacío. Las acusaciones del 'Me too' de Estados Unidos le preocupan relativamente. Lo suyo es hacer goles y escenificarlos como si se tratara de una tragedia griega.
La picaresca italiana está presente con un chófer que roba la gasolina al ayuntamiento, con mafiosos de poca monta que tratan de hacerse con los negocios de la construcción. Se dan muchas vueltas al papel de la familia y de cómo, al reducirse, se han producido fenómenos relativamente nuevos como la soledad y la escasez de nacimientos.
La moda siempre ha rivalizando con la industria del automóvil en ser la primera fuente de la economía. Zara, Mango y H&L están chupando la sangre a los pequeños artesanos de toda esta poderosa industria y también han dado un gran mordisco a los beneficios de la moda del lujo, la gran sublime de los Gucci, Fendi, Dolce & Gabana, etc.
Amancio Ortega se ha convertido en el zar de la moda.
Los dos superministros, Mateo Salvini y Luigi di Maio, empiezan a encontrarse en dificultad por su falta de experiencia y su improvisación constante. De eso sabemos ya mucho en España. Salvini es el más popular por su oposición a la inmigración y su pomposo proyecto de ley de seguridad ciudadana. Sus palabras son rotundas, sus maneras muy vulgares y da la imagen perfecta de un parroquiano de una taberna cualquiera. Es el rey de la trattoria.
Este pueblo alegre, imaginativo esta dotado de un gran sentido de supervivencia al igual que se atraviesa la calle sin mirar ni a la derecha ni a la izquierda, ni se forman colas...La rapidez mental es un requisito absolutamente necesario en la vida italiana. Se fustiga al tonto y se engaña al crédulo, de ahí que haya muchas estafas a cual más divertida.
El Papa Francisco es admirado pero, a pesar de que se exprese siempre en italiano y mantenga la Gran Liturgia carece de la grandeza y del carisma de Juan Pablo II que era un imán para las multitudes. A diferencia de otros Papas extranjeros no tiene una gran hinchada detrás ya que ni a los argentinos ni a los españoles se ha dignado visitar sus países y se empecina en hablar siempre en italiano y emplear muy poco el español. Su último Año Jubilar de la Misericordia no consiguió convertirse en un acontecimiento mundial...
El tema del cambio climático no tiene la fuerza como en Alemania donde hay un pujante Partido Verde pero, indudablemente, los fenómenos meteorológicos siempre sobrecogen.
Italia tuvo sus años de boom económico hace ya casi cincuenta años por lo cual sus infraestructuras están en peligro como demostró el hundimiento del viaducto en Génova y si añadimos los terremotos el panorama no es muy tranquilizador, pero los italianos se consuelan con su alegría de vivir y con su estupenda pasta que no falta nunca de la mesa de estos burbujeantes transalpinos.
El pesimismo lo combaten con Leonardo, Fellini, los Medici y pasta quintales de pasta, que con un buen vino blanco de Frascati hacen la vida grata.
Joaquín Antuña-joaquinant@hotmail.com
