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Pablo VI, Pontífice que enfureció a Franco

jueves, 25 de octubre de 2018
Juan Bautista Montini nació en 1897, y el 21 de junio de 1963 fue elegido como el 262 Papa de la Iglesia Católica adoptando el nombre de Pablo VI y comenzando un Pontificado en el que llevó a término el Concilio Vaticano II convocado por Juan XXIII y escribió la encíclica Humanae Vitae. Este Papa, "valiente", defensor de la democracia y vinculado a la profesión periodística, fue beatificado hace unos días.

Franco supo lo que se le avecinaba nada más conocer la elección del cardenal Montini como sucesor de Juan XXIII. El tradicional contubernio judeomasónico y comunista, el espantajo en que la dictadura sustentaba sus brutalidades, sumaba un enemigo inesperado pero notorio, nada menos que un Papa cuyo antifascismo venía de familia. Su padre, Giorgio, abogado y periodista, dirigió la Acción Católica, fue diputado en el Parlamento de Italia y corrió peligro de ser eliminado por Mussolini. Antes de llegar a Papa, cuando era arzobispo de Milán, Montini hijo había elevado su voz varias veces contra los fusilamientos del franquismo.

El Vaticano II proclamó la libertad religiosa y de conciencia como un derecho humano y exigió de los Gobiernos católicos que renunciasen a sus privilegios.

Franco prohibió a Pablo VI viajar a Santiago de Compostela y permitió abrir una cárcel solo para curas en Zamora. Peor aún: en febrero de 1974, el jefe de Policía de Bilbao puso bajo arresto domiciliario al obispo Añoveros a la espera de la orden de Madrid para enviarlo en avión al exilio. El Gobierno tenía preparada, además, la carta de ruptura de relaciones con el Estado vaticano. Renunció a hacerlo cuando Tarancón enseñó a Franco, ya muy decrépito pero lúcido para lo fundamental, la carta de excomunión ordenada por el Papa, para él y todo su Gabinete, si se consumaba la expulsión del prelado bilbaíno.

El liderazgo lo asumirá Tarancón, que cumplirá el encargo con habilidad vaticana. “El Régimen franquista no tiene futuro. La Iglesia española, si quiere sobrevivir a Franco, deberá irse separando de él poco a poco, pero completamente”, le dice Montini, textualmente. Cuando Franco percibe la operación, hay un debate en su Gobierno sobre cómo reaccionar. Se desespera por lo que escucha. Le dice más tarde a su ministro de propaganda, Manuel Fraga, que se jacta por doquier de nombrar él mismo a muchos obispos: “¿Cree que no me doy cuenta de lo que pasa? ¿Acaso cree que soy un payaso de circo?”

En 1975, el Régimen se disponía a ejecutar a cinco terroristas cuando recibió una llamada de la Santa Sede: el Papa Pablo VI solicitaba clemencia para con los reos. Y la solicitó hasta en tres ocasiones. Franco, sin embargo, se negó a revocar la orden. Desde El Vaticano no se tomaron bien este desplante del Jefe de Estado español, y la reacción de Pablo VI no se hizo esperar: ante los medios de comunicación, hizo pública su repulsa por “represión tan dura”que se estaba llevando a cabo en España.
Rodriguez Patiño, Luis Ángel
Rodriguez Patiño, Luis Ángel


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