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Guerra civil en Estados Unidos

sábado, 27 de octubre de 2018
Dos visiones se enfrentan ferozmente en Estados Unidos: los blancos de Donald y la otra América de Obama. Este es el veredicto del profesor Jeffey Sachs sobre la situación actual en Estados Unidos que califica "de guerra civil en curso", así sin paliativos, ni pelos en la lengua.

Este discurso podría traducirse entre nosotros al enfrentamiento entre la Plurilandia del Divino y su "valido" El Coletas frente a la España del chico listo de Hospitalet y del campeón de los masters.‎ Se resucita a Franco para fomentar un conflicto civil artificial entre derechas e izquierdas.

No nos perdamos en el atribulado ruedo ibérico y volvamos al profesor Sachs y su duelo Guerra civil en Estados Unidostipo "solo ante el peligro" con el pistolero Trump.‎ No sé si Jeffrey se siente un Gary Cooper, pero lo parece. Tal es su "duelo al sol" con Melena Rubia o Toro sentado... El western revivido. Esta vez no en Almería, sino en la América culta de Boston.

Las políticas raciales en los Estados Unidos, sentencia Sachs, antes y después del fin de la esclavitud, ha bloqueado la emergencia de una clase política que una "a los pobres blancos con los negros pobres" en una alianza para conseguir más servicios públicos. ¿Qué pasará? se pregunta el profesor de la Columbia University cuando hacía 2045 los blancos no hispanos se conviertan en una minoría de la población total.

Desde el principio los Estados Unidos vivieron una contradicción... La Constitución decía que todos los hombres son iguales, pero los blancos eran más iguales que los demás. Los negros sometidos a esclavitud, las mujeres sin derecho al voto y a los indígenas se les privaba de vidas y haciendas.

Durante la guerra civil de 1861 a 1865, 13 estados confederados sudistas fueron derrotados por los 19 estados nordistas, que ocuparon el gobierno durante doce años. Después se inició el periodo llamado de Reconstrucción y, a partir de entonces, aunque se había abolido la esclavitud, los confederados practicaron una política racista hasta que la ley de los derechos civiles de 1964 y la de derecho al voto restableció la situación de igualdad de derechos, pero estos estados tradicionalmente demócratas se pasaron en bloque al Partido Republicano, que se convirtió en un baluarte de los blancos.

Se dividió el país. Los republicanos ocuparon el sur y los demócratas el nordeste y el Pacifico oeste quedando el medio oeste y los estados de las montañas con mayorías cambiantes. Los estados de ‎los grandes lagos se inclinaron hacía los demócratas y los estados granjeros del centro hacía los republicanos. Los republicanos han practicado una política de frontera frente a negros, hispanos e indígenas o nativos americanos.

Sachs es demócrata y ferozmente opuesto al Presidente Trump y sus republicanos.

Otra división entre ambos partidos es la cultura de las armas. Demócratas en contra y republicanos a favor, respaldados por la segunda enmienda de la Constitución que permite el uso de armas y la formación de grupos de milicias armadas que saqueaban las aldeas de los nativos y cazaban a los negros fugitivos.

En un libro reciente se denuncian las raíces profundas de los Estados esclavistas frente a los abolicionistas. Estas raíces dividen nuevamente América... No hubo una división entre pobres y ricos, sino entre racistas y ‎unionistas. El resentimiento racial dicta la pertenencia política de los republicanos, sean pobres o ricos. No se ha podido forjar una alianza entre los pobres, los descamisados de ambos bandos, nos afirma Sachs.

En los 13 estados sudistas antiguos Confederados hay 24 congresistas republicanos y 5 demócratas, mientras que en el norte son 27 los demócratas y 9 los republicanos. Una diferencia abismal.

Donald Trump es una excepción muy chocante, proviene del liberal estado de Nueva York y es profundamente sudista, un racista de tomo y lomo. Representa más a Mississipi que a Manhatan!!!

El profesor Sachs desearía una política basada en la dialéctica de ricos y pobres. Serviría para tender puentes entre los Estados más avanzados con tecnologías de punta y empresas de vanguardia con los Estados agrícolas y que poseen industrias obsoletas.

Una alianza entre los pobres de ambas Américas impulsará un sistema fiscal más justo y acabaría con los privilegios de los mega ricos, apoyados por el lobby racista.

En 2045 los blancos no hispanos dejarían de ser una mayoría y se convertirían en una minoría, agravando la división del país. La actual guerra latente podría convertirse en una guerra caliente.

Joaquín Antuña-joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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