La embajada de Hungría convocó un acto de homenaje a los mártires por la libertad que el 23 de octubre de 1956 se levantaron en Budapest a pecho descubierto contra las fuerzas del Pacto de Varsovia lideradas por la Unión Soviética, que reprimió violentamente a esta población indefensa que se lanzó a la calle contra los tanques
soviéticos.
Imre Nagy el líder magiar que encabezó un gobierno patriótico y fue detenido, deportado a Rumanía y tras un juicio espúreo, fue vilmente ahorcado dos años después.
El nuevo primer ministro Janos Kadar desató una violenta represión que acabó con los deseos de libertad del pueblo húngaro hasta que Alexander Dubcek trató de liberalizar este férreo régimen en 1968 e inició el llamado milagro húngaro hasta la liberación definitiva en tiempos de Gorbachev y el derrumbe de la Unión Soviética.
La revolución popular de Budapest de 1956 y su violenta represión marcó una época, un hito en el movimiento comunista internacional iniciando un revisionismo que propiciará el llamado eurocomunismo de Enrico Berlinguer y de Santiago Carrillo.
La noticia sacudió al mundo libre con protestas en todos los regímenes democráticos y también en los países anticomunistas como España donde los estudiantes lloramos por nuestros compañeros húngaros asesinados y se celebró un solemne funeral de estado en una iglesia cercana al Palacio Santa Cruz, ministerio de Asuntos Exteriores en que se elogió la figura del cardenal Midszenty, que defendió las libertades y tuvo que se
exiliarse en la embajada de Estados Unidos.
Numerosos intelectuales y gente de cultura rompieron con sus partidos comunistas y denunciaron el carácter totalitario y liberticida del marxismo. El paraíso comunista no existía y la economía planificada llevaba consigo la escasez y la pobreza al pueblo. Se derrumbaba un mito.
Al frente de la embajada magiar en Madrid está una embajadora muy activa la Sra. Enikö Györy reinvidicativa de la libertad. Cerca del nuevo estadio del Atlético Madrid entre las calles Sofía y Budapest, en un parque, está situada la escultura donada por el escultor húngaro Zoltan, que representa unas cadenas rotas, con toda su carga simbólica.
El acto de este quince de octubre fue muy sencillo. Asistieron miembros de la comunidad húngara a los que la embajadora dedico unas emocionadas palabras en homenaje a los héroes por la libertad. Se cantó el himno nacional coreado por los asistentes. Un futbolista húngaro Peter refugiado en España leyó un alegato por la democracia en español y húngaro, agradeciendo el apoyo de España y el sacrificio de las víctimas, aportando una visión personal sobre la política húngara actal. Concluyó esta concentración por la memoria y la libertad entonándose un vibrante himno patriótico.
No había ido nunca a visitar este monumento recientemente inaugurado por lo que en el metro detecté a un padre y una hija, ambos rubios y enlutados y les pregunte si iban al homenaje a los héroes de la embajada húngara. Acerté y tuve unos ángeles por acompañantes.
Joaquín Antuña-joaquinant@hotmail.com
