Ayer tuve el placer y el honor de conocer a la nueva embajadora de Australia en la corte de Felipe VI. Se trata de una distinguida aborigen Julie-Anne Guivarra que ha presentado ya sus cartas credenciales a nuestro monarca.
Es una joven mujer muy abierta y simpática, firme defensora de los aborígenes en su lucha por su reconocimiento. Ha sido una epopeya jalonada por persecuciones la que ha sufrido este pueblo indígena, que finalmente ha recibido las disculpas y la petición de perdón del gobierno australiano.
Como en el caso de Nelson Mandela y su lucha por los derechos de la comunidad negra del país del arco iris, la afirmación de los derechos históricos de los aborígenes y de los pueblos indígenas marca un hito en la historia de los derechos humanos.
En una conversación con Julie-Ann y el embajador de Nueva Zelanda les pregunto si los maoríes y los aborígenes tienen lazos comunes y me explican que no. Los aborígenes tienen relaciones y acuerdos con los samis y los inuit, que en España conocemos como esquimales.
No les oculto queridos lectores que esta gentil dama aborigen me produce un gran
respeto y un sentido de reverencia hacia la humanidad misma, ya que representan a las poblaciones primitivas de este planeta azul.
Le he pedido que forme parte de nuestro jurado Internacional de un Premio Escolar que se reclama nada menos que a una Galaxia de paz.
Al mismo tiempo deseo llamar la atención por el destino de los pueblos indígenas que son un gran patrimonio de la humanidad. Sus derechos, sus culturas, formas de vida, lenguas y creencias deben preservarse en santuarios que no sean devorados por la revolución digital en curso. En ello va nuestro común destino como raza humana.
Julie-Ann Guivarra eres bienvenida entre nosotros!
Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
