Han corrido ríos de tinta sobre esta primera cumbre entre EEUU y Rusia. Los comentaristas europeos en general se olvidan de las similitudes entre ambos países continentales. Ambos son potenciales coloniales. Estados Unidos no se entiende sin las
guerras de anexión de Tejas y California y la guerra contra España en que se anexionaron Puerto Rico, Filipinas y convirtieron en protectorado a Cuba. Por su parte Rusia no puede comprenderse sin las ambiciones territoriales de Pedro Grande y de la Unión Soviética. Es decir una voluntad de expansión y de dominación compartida.
Por otra parte, se tiende a ignorar que ambas super-naciones son profundamente religiosas no en su totalidad claro pero tanto Donald como Putín se refieren a Dios como si fuera de la familia. En una Europa descristianada no se comprende este parentesco entre las masas que pueblan las iglesias ortodoxas y las del cinturón bíblico y los afroamericanos con su gospel acuestas.
En Helsinki se han enfrentado por decirlo así un histriónico presidente que domina la televisión y que sabe conectar a veces con el sentido común y un viejo Zorro de la política, un gran profesional hay que decirlo de liderar a todo un país.
Es absolutamente el sentido común el que dicta que americanos y rusos tengan que ser amigos y no creerse que son monstruos, alimañas a destruir, máxime cuando ambos provienen de países con muchos emigrantes y Donald tiene raíces alemanas.
Otro punto interesante es que los rusos son los más blancos de los más blancos y que Trump representa también a los blancos empobrecidos por la revolución industrial que ha dejado a Detroy convertida en una chatarrería. Los dos desean mejorar la situación de sus pobres víctimas de la Revolución industrial contemporánea. Blancos en situación de emergencia.
El gran éxito del Mundial de fÚtbol, con su estupenda organización y lo soberbia muestra de disciplina ciudadana ha mejorado la autoestima de los rusos y elevado la figura de líder de Putin. Trump tan controvertido, en guerra con todo el mundo, metiendo en este último saco nada menos que a la Unión Europea y contando entre sus amigos al líder de Corea del Norte,a los chicos de la Fox y a los telepredicadores, necesita un amigo con fuste como es Putin, que considera al bimillonario Donald como un triunfador.
Otra pincelada de brocha gorda es la voluntad de rusos y americanos de ser grandes potencias y de rescatar y salvar al mundo. Léase Irak y Siria, donde los salvados han sufrido la devastación de los salvadores.
La pregunta es quien salva al mundo de estos salvadores. Dios nos coja confesados.
La Unión Europea debe compartir la amistad con ambas superpotencias y situarse cerca de China en la guerra comercial en curso.
En Helsinki no han sonado tambores de guerra y esto es una gran noticia para la paz mundial.
Joaquín Antuña
joaquinant@hotmail.com
