La Fundación mujeres por África clausuró su ciclo 'Ellas Son Cine' que ha dado una imagen de la realidad que afrontan las mujeres del norte de África y del continente negro y subrayado que la solidaridad es imprescindible para superar las dificultades,
motivando al mismo tiempo a las mujeres occidentales, en este caso a las europeas españolas a apoyar su epopeya hacia la igualdad, que es al mismo tiempo su liberación. Quien libera a un ser humano, a una mujer se libera a sí mismo, podría ser el lema de Mujeres por África.
Asistió al ciclo Serena Hoost una estudiante de Harvard, una animosa y simpática morenita con raíces en Surinam, que hace para los lectores de GD una crónica llena de frescura, aunque su sintaxis deje un poco que desear. Estas son las lineas de mi alumna en prácticas. He metido cuchillo como dice Eduardo Guaylupo maestro de periodistas, sin quitar, espero, ni un ápice a la originalidad del escrito.
"El 13 de julio, la Fundación de mujeres por África exhibió una película en el ciclo Ellas Son Cine que se llama Frontières, Fronteras. Cuenta la historia de cuatro africanas que se encuentran en un viaje a Lagos, Nigeria a través de Mali, Burkina Faso y Benín. Las protagonistas son Adjala, Emma, Sali y Vishaa. Luchan para cruzar las fronteras a pesar de la corrupción, la pobreza y la violencia de género que las espera en el camino para apoyarse y para encontrar la independencia.
Un gran centro de comercio y de negocios, Lagos, es la ciudad más poblada de África. Tiene uno de los estándares de vida más alto en el mundo. Sin embargo, hay muchos obstáculos para la migración allí de otras partes de África Occidental. Por ejemplo, las mujeres de la película se enfrentan a las multas altas, las tasas falsas, el robo, y la violación.
La película introduce al inicio Adjala, que se va de Senegal para vender unas mercancías, y a Emma, que se va de Mali para vender unas piezas de tela. Adjala es muy amable y simpática con todos, pero ya que es su primer viaje, le falta la experiencia. No conoce las realidades de las fronteras, y se pone en peligro por confiar en todo el mundo. Emma entiende bien el sistema, con sus trampas y escapatorias, pero nunca se fía de nadie. Los desafíos que vienen cambian a ambas mujeres.
Cuando se conocen en el autobús, Emma no quiere saber nada de Adjala. Sin embargo, Adjala insiste en ayudar a Emma a llevar sus piezas de tela a través de la frontera Mali-Burkina Faso, a pesar de la aduana que trata de sacar una tarifa insoportable. Así, Emma empieza aprender que nadie puede acabar el camino solo las mujeres tienen que apoyarse la una a la otra. Por fin, acepta a Adjala como amiga después de tener que protegerla de unos hombres sospechosos.
Luego en el viaje, hay un accidente en la carretera, y de pronto, Emma grita que pare el autobús para que los pasajeros puedan ayudar a los heridos. Mientras que Emma y los otros acuden a la escena trágica y los ayudan, Adjala esta en shock. Este es el punto en que comienza a darse cuenta de lo que son las tragedias y los desafíos que hay que superar en las fronteras, y la necesidad que tiene de aprender a ser fuerte y sabia como Emma.
Después de subir al autobús otra vez, Emma conoce a Sali, que va a Lagos para vender unas medicinas para pagar su boda. En la frontera de Burkina Faso-Benín, la aduana arresta a Sali por llevar estas medicinas y el viaje se retrasa una noche.
Durante la noche, Adjala, Emma, y Vishaa ven que un guardia está violando a Sali, y Emma le golpea con un objeto para que escape. Entonces, todas las mujeres tienen que pensar y trabajar juntas para que Sali pueda evitar a las autoridades y volver a casa. A través de su plan inteligente, Sali escapa y se venga de su novio, que en su ausencia la engañaba.
En la etapa final del viaje, el autobús se para y sufre el ataque de unos asaltadores de caminos que las amenazan con pistolas. Cuando Adjala se niega a darles su mercancía preciosa y uno de los hombres la amenaza, Vishaa la empuja al suelo, pero a ella la disparan. Es una mujer que ha rechazado las injusticias de su sociedad por proteger a su amiga.
Por sus vicisitudes trágicas, las mujeres aprenden a tratar con las realidades del camino, y se dan cuenta de la necesidad de practicar la solidaridad para luchar contra las limitaciones que les plantean la corrupción y la violencia, aunque puede que tengan que pagar el alto precio de la vida misma.
Un relato sacado de la vida misma, de la odisea que han tenido que superar las mujeres que llegan diariamente en las pateras, después de mil desventuras, que las hacen comprender, que en la unión esta la fuerza. Es la gran lección de la Fundación de mujeres por África y de este ciclo, la solidaridad a uno y otro lado del estrecho de Gibraltar".
