El encuentro entre el Divino Pedro y el Iluminado de Blanes suscita en mi un castizo refrán que esta estigmatizado en estos tiempos sombríos de la nueva caverna, en que ambos juegan al escondite, para ver quien engaña a quien, y le atiza a la piñata.
En un día de calor africano a las once y media, hora de orondos canónigos y de marqueses encopetados y millonarios de puro en ristre se han visto las jetas el Presidente del gobierno con el enviado del exiliado en Bruselas, al frente de la Generalitat de Cataluña.
Se reviven los infelices tiempos del hombre impasible de Pontevedra, que recientemente se ha hecho el harakiri y el astuto Artur, el embargado no por la dicha, sino por la pérfida Hacienda, protagonizaron un desencuentro muy sonado, cuyos resultados condujeron a una efímera República y llevaron a las galeras patrias a los conjurados, mientras el astuto se escondía detrás del burladero, con su sonrisa de pillo redomado mediterráneo.
El Divino Pedro, el audaz entre los audaces, aleccionado por la experta en captación de fondos la bella Begoña y el todoterreno Iván, que disputa el título del mejor encantador de serpientes al padre de los gemelos más famosos de España Leo y Manuel, la una de noche y el otro de día le han leído la cartilla y preparado los deberes.
El Iluminado de Blanes se ha refrescado en el mar luciendo tipo antes de venir a La Moncloa y la jauría ardorosa de los indepes le ha insuflado un sano fanatismo y minutos antes de entrar en el Santa Santorum del poder castellano ha escuchado de rodillas el último mensaje por video conferencia de Carlitos el Tramposo, que a la sazón endosaba la camiseta de Bélgica, para hacer amigos.
Los límites del diálogo quedaron de manifiesto. Encontrarse,verse y hablar ya tiene su peso. Aparentar bilateralidad. El famoso talante de Zapatero convertido en diálogo sin cortapisas, pero con claras líneas rojas, la autodeterminación y la independencia, en ambos sentidos, con guiños amistosos de forma. Sánchez conservar los votos necesarios para defender y respaldar su corta representación política. Torra tratando de abrir brecha en la Constitución para hacer comulgar con ruedas de molino a los constitucionalistas.
Parecía una cita a ciegas por los nervios de los dos políticos, estudiándose el uno al otro con mucha cautela, para adivinar las afinidades y discrepancias entre el galán tímido y apuesto y el actor secundario de escenas picantes. Este última recordaba a un marido de Sacha Guitry de los de vaudeville quejándose de la infedelidad de su mujer ante su intrépido burlador, a quien reclama davidas por los favores de su mujer. Un papelón digno de la Comedia del Arte.
Una reunión de trabajo. Mucho tiempo fingiendo que están negociando. Las visitas de más de dos horas y media de duración son de estilo vaticanista. De alto protocolo. Son dos personajes buscando salvar sus muebles personales, aparentando encontrar zonas de entendimiento para poder vanagloriarse de saber dialogar, cuidándose muy mucho de defraudar a sus fieles.
La comisión bilateral y un paseo por los jardines de la Moncloa son los resultados más vistosos de este encuentro de alto voltaje, que no ha dado ningún resultado, dos monólogos adornados de buenas palabras y voluntad de seguir en estrecho contacto.
Haría bien el Divino Pedro de no beber el licor, la ratafia, que le regala el Iluminado de Blanes, por miedo a la contaminación ideológica. Puede regalárselo a Bono reconocido admirador de Torra.
Un encuentro en suma de hetaira a bujarrón.
Joaquín Antuña
joaquinant@hotmail.com
