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El bar y el var

sábado, 30 de junio de 2018
Somos el país del mundo que tiene más bares por habitante, un bar cada 132 habitante. A diferencia de los ingleses no nos gusta citar a las personas en nuestras casas, preferimos verlos en el bar. Tenemos costumbres ligadas íntimamente a los bares, como el aperitivo norteño, la merienda de las damas y en Madrid las porras matutinas.

No somos un país de poliglotas por lo que el nuevo invento de la tecnología aplicada al El bar y el varfútbol el Var nos suena a sucursal del bar‎ y se confunden las dos palabras, Var o bar o cual de los dos. Estas disquisiciones suenan a chino para miles de ciudadanos, el Var era un objeto extraño que se diluia entre las cañas de rigor en este comienzo de canícula, pocos sabían que se trataba del Video Assistant Referee, el Video Asistente de los Árbitros un mecanismo introducido por la FIFA, la Federación Mundial de Fútbol, que dirige el suizo Infantino, para ayudar a los árbitros en el Mundial de Rusia.

Pero amigos hete aquí que un guiño del destino, un minuto en que la Diosa de los ojos vendados desequilibro su balanza en nuestro favor. En un guión de Alfred Hitchcock el lunes 25 de junio el Var se apodero, se fundió con los bares. Nada menos que concediendo un gol anulado por el árbitro y decidiendo convertir una mano en penalty contra Portugal y en favor de Irán. Dicho y hecho.

La alegría se esfumó de los rostros de la hinchada portuguesa y se encasilló,se enseñoreó de los nuestros. La Diosa Fortuna nos había favorecido. Duelo luso‎ y apoteosis hispana. Justicia tecnológica. Lo que el juego nos quitaba el Var nos lo dió una especie del medieval Juicio de Dios modernizado de forma incruenta en Rusia.

El bar y el varIago Aspas el celtiña dio el taconazo del destino, que en esta historia de Var y bares, hay un galleguín ilustre queridos amigos lucenses. Apodado el príncipe de las bateas, mago de Moaña o el Messi de Moaña con su espuela de oro la armó. Cuantos vinos y cañas bebidos a su salud‎, pero sin los del vídeo asistente de los árbitros su hazaña hubiera quedado incompleta. Tuvo que ser un mocetón iraní con su perfecto lanzamiento del penalty quien acabo esta faena de dos orejas, rabo y puerta grande.

Bar y Var entran en la pequeña historia del fútbol. Esa tecnología que quita trabajos, imponiendo a los robots, por una vez no nos privó, ni nos atemorizo, sino que nos transportó al paraíso de Moscú en que bajo la severa mirada del Zar Putin tendremos que dilucidar si pasamos a cuartos de final del Mundial de Rusia. Esto será otra historia de momento levantemos nuestra copa brindando por el Var y hagámoslo en nuestro bar favorito, en mi caso en Manolo, otro lucense en el madrileño Argüelles.

Joaquín Antuña
joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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