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Mis colegas de Whasap

miércoles, 20 de junio de 2018
Desde que se puso de moda el whasap yo también participo en el envío y reenvío de mensajes entre mis contactos, que son de procedencia variopinta y van desde la familia hasta viejos colegas de estudios, pasando por amigos que la vida le ofrece a uno, formando incluso parte de grupos con personas desconocidas de las que uno trata de aprender.

No creo que sea un bicho raro formando parte de esa red tecnológica, aunque me gustaría precisar algunas cosas:

La primera es que me doy cuenta que con muchos de mis colegas no tengo afinidad ideológica alguna y, muy al contrario, con más frecuencia de la deseable, he contestado con acritud a todos aquellos mensajes que me llegan con ideas de odio, xenofobia, homofobia o chabacanería. Por medio también existen personas finas, sensibles y educadas que demuestran su clase. Hay de todo.

Lo que no me imaginaba al principio era que esta herramienta, que hasta puede ser buena, pudiera ser el espejo de la sociedad con la que convivo y que, en rasgos generales, no sólo me defrauda, sino que me obliga a pensar cual e la “fauna”- a veces auténticos animales-con la que me rodeo. Les garantizo a ustedes que me identifico con muy pocos, aunque a los delicados les agradezco su confianza.

Lo primero que debiéramos saber a nuestra edad es que enviar mensajes subliminales de política, religión o menosprecio de gays o disminuidos es reflejar la verdadera personalidad del remitente, que se olvida de algo tan fundamental como es que a determinadas edades uno ya tiene criterios propios.

Sinceramente, conmigo que no se esfuercen. De todos ellos me siento lejos porque tengo ideas políticas, religiosas-aunque sean dudas-, y de respeto de los demás que en nada se parecen a sus mensajes. No es conveniente retratarse, entre otras cosas, porque la vida evoluciona y nos cambia en ambos sentidos.

Yo prefiero las imágenes de limpieza y sinceridad de la juventud a los interesados discursos, que aprovechando la confianza, me envían en la madurez.

La segunda cuestión es que conviene ser selectivo con lo que se manda. Es curioso el bombardeo ideológico continuado con insultos a los oponentes políticos o las mezclas subliminales de política y religión que van tan cargadas de odio que difícil resulta ver la caridad por lado alguno. Si estos son los argumentos de la sociedad para arreglar los problemas, apaga y vámonos.

Otra, y muy importante, es que tenga visos de realismo y no ser mero trasmisor de descalificaciones interesadas o simples mentiras que en nada contribuyen a la búsqueda de la verdad que realizamos cada cual.

Ciertamente no esperemos encontrar en el whasap la piedra filosofal, pero también puede ser un instrumento válido para trasmitir mensajes positivos, educativos, graciosos…Gracias a él yo recordé una obra de misericordia que había olvidado: sufrir con paciencia los defectos del prójimo. Y todo obedece al proceder de una persona desconocida de un grupo de whasap.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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