La extraña campaña moralizadora que arranca en California y se extiende por todo el mundo como una gran mancha de aceite, tiene como última
perla la prohibición del desfile en bañador de las misses en Estados Unidos.
Aquí en España el movimiento del ocho de marzo como le denomina el Divino Pedro ha acogido con entusiasmo esta iniciativa. Eliminar esa impúdica, para estos Savonarolas de pacotilla, exhibición del desnudo del Mundo Antiguo y del Renacimiento les parece a estos neoconservadores avanzar en el progreso.
Es una extraña moralina en un tipo de sociedad liberrima en prácticas y emparejamientos como la España de hoy en que mi vecino del tercero puede enamorarse locamente de una perrita foxterrier para formar una nueva familia y yo mismo tener un idilio con una vaquina parda asturiana de los Valles y aventurarnos en una siempre complicada relación.
La campaña desaforada contra el machismo que va a ser el santo y seña del nuevo Ministerio de Igualdad nos brindará ocurrencias y gracietas sin fin. El odio al pene de estas damas enfurecidas va a alcanzar cotas insospechadas.
Se confunde la igualdad de oportunidades con el desmoche de los varones en beneficio de unas amenazadoras nuevas amazonas. Sánchez y su asesor de marketing curtido en tierras extremeñas lo tienen claro y es patente en un Consejo de Ministros, que se convierte en Ministras y Ministros. Es una estrategia electoral evidente, pero también es reflejo del nuevo conservadurismo, aunque parezca paradójico.
Esta sociedad permisiva tiene sus héroes y heroinas,los trans y todo el colorido mundo de los gays y lesbianas, una familia "cool" o a la moda tiene que contar entre sus miembros a diversos, que construyan nuevos tipos de familias o de convivencia humana, en países plagados de móviles y de soledad.
El último botón de muestra del disparate feminista es la boda consigo mismas, como el matrimonio colectivo celebrado en Bilbao con el apoyo de su Ayuntamiento. Boda colectiva en que se pronuncia el Si me quiero. Una burda burla al rito matrimonial. San Pablo de vacaciones.
El ataque sistemático de este movimiento antimachismo tiene su contrapartida en la lucha sin cuartel contra la belleza, se eliminan las azafatas en los eventos deportivos, el vencedor de una etapa de la Vuelta no tendrá dos despampanantes damitas besandole en las mejillas, ni en los Open de tenis bellas azafatas darán brillo al espectáculo. Las interesadas han protestado pues se eliminan trabajos que les habían costado horas de gimnasio y disciplina rigurosa en la alimentacion.
Se impone el unisex de las grandes marcas deportivas y se castiga el culto al cuerpo, a la belleza, pretextando la explotación que pueden sufrir estas bellezas de invernadero, producidas en serie. Es un verdadero dislate. Se pretende la mujer cuanto más fea mejor, cuanto menos se cuide aleluya, este discurso claro es válido para los caballeros, con aquel manido lema "el hombre y el oso cuanto más feo más hermoso".
Por ello me permito sugerir algunas ideas a los organizadores de concursos de belleza, descartando el shador irani para no herir
sensibilidades religiosas, ni el burka por iguales motivaciones que sería la mejor solución en defensa de la integridad total de la mujer por lo que creo y tal vez le robe la idea a Pedro Duque ministro de Ciencia y de la innovación tecnológica que lo mejor sería que se exhibierán en modelos roboticos o en bonitas escafandras para buzos con lo que se haría también un inteligente guiño a Teresa Rivero la Ministra de la Transición Energética para impulsar campañas para limpiar los océanos, que tendrían en estas misses con escafandra su inspiración. La mujer siempre la mujer, aunque los tiempos nos las vuelvan furias de la mitología clásica.
Joaquín Antuña
joaquinant@hotmail.com
